Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 26 de mayo de 2009

SOBRE UN CORREO CON RUEGO DE DIFUSIÓN.

Correo electrónico que me llega con solicitud de difusión y que, como estoy totalmente de acuerdo con lo que dice -y ustedes también, seguro- aquí tienen:

* * * * *

CARTA DE UN CORDOBÉS A NUESTRO ESTIMADO PRESIDENTE DEL GOBIERNO

Estimado Sr. Zapatero:
Estoy trabajando desde que tenia 20 años (cuando terminé el servicio militar), ahora tengo 45 años, y mi mujer igualmente empezó a trabajar a los 22 años en la actualidad tiene 43 años, desde esa fecha no hemos dejado de pagar en ningún momento nuestros impuestos, seguridad social, desempleo, contribuciones, impuestos de vehículos, etc, etc, etc,. Como consecuencia de esto me encuentro con que mi hija era penalizada a la hora de elegir colegio por que sus padres trabajan (pagando impuestos).
Yo trabajo en una entidad financiera en un barrio “pobre” de Córdoba en el que los subsidios del gobierno, de la junta de Andalucía , del ayuntamiento de Córdoba y del “sumsum corde” son totalmente habituales y concedidos a discreción, pero me sorprende que en muchas de las cuentas a las que llegan estas ayudas de emergencia social o solidarias, se permitan pagar recibos de canal plus por importes superiores a los 100 euros mensuales (yo personalmente me conformo con la "tdt" y eso que me gusta el fútbol un montón), recibos de telefonía móvil por importes superiores a los 200 euros mensuales en muchos casos (yo cuando pago mas de 50 euros entre el teléfono de mi mujer y mío pillo un rebote de impresión), y otras perlas por el estilo.
Estoy hasta las narices de que la gente venga a cobrar el desempleo a las 08.15 horas de la mañana del día 10 con toda la prisa del mundo porque se tienen que ir a trabajar, a un trabajo por el que no pagan impuestos y por el que no contribuyen a la seguridad social , a esa misma a la que si tienes la desgracia de tener que ir te citan a seis meses vista, o que cierra plantas enteras de los hospitales en épocas vacacionales para ahorrar (se lo que digo porque mi mujer es empleada de la misma ).
Por todo ello Sr. Presidente le ruego que deje la desgravación de vivienda como esta y que el ordenador portátil que le va a dar a mi hija y la bombilla se los meta en los "güevos" que ya me encargo yo de comprarlos, y que en vez de asesores contrate a mas inspectores de trabajo que controlen a los parados que no lo están, y que las administraciones antes de dar ayudas con el dinero de los demás comprueben que no son para ver el Madrid-Barsa o para llamar a la línea del tarot de Lola Montero.
Sin otro particular reciba un cordial saludo "soo pedasso de m....."
Posdata: a todos los que os he mandado este correo os ruego que si de alguna manera os sentís identificados le deis difusión a ver si somos capaces de que llegue a la Moncloa.

* * * * *

Por mi parte, solo disentir en el calificativo hacia nuestro estimado Presidente, que aunque el amigo cordobés no lo explicita, se imagina. Porque hoy en día, con esta sociedad tan porculófila, llamarle maricón al señor Rodríguez es concederle un pedigrí de progre-tolerante bien distinta de su realidad de estalinista.

2 comentarios:

JULIUS dijo...

Perdone usted, Sr. Estremera la extensión del comentario.

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién,
quién levantó los olivos?

No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.

Unidos al agua pura
y a los planetas unidos,
los tres dieron la hermosura
de los troncos retorcidos.

Levántate, olivo cano,
dijeron al pie del viento.
Y el olivo alzó una mano
poderosa de cimiento.

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién
amamantó los olivos?

Vuestra sangre, vuestra vida,
no la del explotador
que se enriqueció en la herida
generosa del sudor.

No la del terrateniente
que os sepultó en la pobreza,
que os pisoteó la frente,
que os redujo la cabeza.

Árboles que vuestro afán
consagró al centro del día
eran principio de un pan
que sólo el otro comía.

¡Cuántos siglos de aceituna,
los pies y las manos presos,
sol a sol y luna a luna,
pesan sobre vuestros huesos!

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
pregunta mi alma: ¿de quién,
de quién son estos olivos?

Jaén, levántate brava
sobre tus piedras lunares,
no vayas a ser esclava
con todos tus olivares.

Dentro de la claridad
del aceite y sus aromas,
indican tu libertad
la libertad de tus lomas.
Miguel Hernandez

Esto era antes de los tiempos de las subvenciones .
El estribillo para la actualidad bien pudiera ser:

"Andaluces de Jaén
Subvencionados cautivos
Decidme en el alma ¿Quien,
quien te porculéa vivo?

Rafael C. Estremera dijo...

Me temo, amigo SPEER, que ahora los subvencionados no son sólo los andaluces, y que en Jaén quedan bastantes menos olivos de los que pudo ver Miguel Hernández.

Fue más rentable arrancarlos hace unos años, y en la actualidad dejar que la cosecha se pierda, porque la subvención es por árbol, y no por producción.

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