Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

sábado, 26 de abril de 2025

SOBRE LA SOLUCION ARBITRAL.

Los señores árbitros de fútbol están enfadados. os unos lloriquean y los otros amenazan, y todo por culpa del Real Madrid, que es muy malo y les saca las imágenes de sus acciones.

Don Ricardo de Burgos Bengoechea (yo escribo en español, y así es como se escribe Bengoechea en español), se quejaba amargamente ayer en rueda de prensa de que cuando un hijo va al colegio y le dicen que su padre es un ladrón eso es muy jodido. Lo único que intento es educar a mi hijo para que sepa que su padre es honrado...



Pues hombre, don Ricardo, lo tiene usted muy fácil. Basta con que le explique a su hijo que usted no es un ladrón, que sólo es un inútil y un mal trabajador, un inepto que no sabe hacer el trabajo por el que le pagan. 

¿Está así mejor, don Ricardo? ¿Le confiesa usted a su hijo que no es que sea un juez parcial, un tramposo; que sólo es un incapaz, un tontolaba que no sabe aplicar -a todos por igual, que es por lo que le pagan- el reglamento y luego le cuenta cómo ha llegado ahí y cómo se mantiene? Y nos lo cuenta a los demás, de paso.

Y don Pablo González Fuertes, que dijo: Estamos viendo en redes sociales a gente anónima que insulta y amenaza sin ningún control. Responsables de redes oficiales de clubes continuamente atacando a nuestro colectivo, además de actuaciones de jugadores y comunicados dando pie a pensar que no somos honestos en nuestras decisiones. 

Pues mire don Pablo, mi blog no es una red social de ninguna clase; es mi diario, con mi nombre en la cabecera, que es como he escrito desde hace casi medio siglo. Tampoco le ataco, don Pablo; simplemente le digo que son ustedes los que dan pie a pensar que no son honestos en sus decisiones, cuando aplican el reglamento de forma diferente a unos equipos que a otros. 

Repito lo que le indicaba al señor De Burgos: si no son ustedes árbitros parciales, jueces tramposos, entonces es que son ustedes muy malos; que son unos trabajadores vagos, incompetentes, indignos de ese puesto que tan bien remunerado está. 

Pero, otra vez, la solución la da usted mismo, señor González Fuertes: Hay que preservar nuestro estamento, pero no cabe duda que vamos a tener que empezar a tomar medidas. No vamos a seguir permitiendo lo que está ocurriendo, en pocas fechas tendréis algo más. No vamos a seguir aguantando lo que estamos aguantando.

Vamos, que amenaza. Pero, señor González, ¿a que no hay? ¿A que no van ustedes, en comandita o uno a uno, a denunciar en los tribunales ordinarios que les sacan a ustedes las vergüenzas cada semana, porque su vergüenza está registrada en video? 

¿A que no hay, don Pablo? ¿A que no van ustedes al juzgado de guardia para denunciar que en Real Madrid TV ponen vídeos de su ineptitud laboral? ¿A que no hay, por si resulta que el juez pide los documentos del caso, y resulta que se ve claramente que ustedes no miden igual los mismos casos, no juzgan igual las mismas jugadas, no aplican por igual su ley a todos los que caen bajo su autoridad?

No hay, porque entonces lo mismo queda reflejada la realidad -que son ustedes malos de solemnidad; tan malos, que parecen culpables de algo más que ineptitud- en una sentencia judicial, y se tienen que meter ustedes sus aseveraciones de lo bueno que es el arbitraje español por donde les vaya pareciendo bien.

Porque esa es otra. El señor González Fuertes saca pecho y afirma: Hay 10 árbitros internacionales y otros 10 que podrían serlo también. Estamos en el top 3 de los árbitros europeos. Somos garantes de dar un buen servicio al fútbol en España.

Están ustedes en el top 3 de los árbitros europeos. Y dígame: ¿cuántos partidos internacionales han pitado esos 10 árbitros?  

Denuncien ustedes, señores de Burgos Bengoechea y González Fuertes, de la manita de todos los que son igual de honestos, capaces y buenos profesionales. 

¿A que no hay?

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Todo ello -y edito el comentario a media tarde del día 26 de abril de 2025, unas cuatro horas y media antes de que comience la final de Copa del Rey- independientemente de que el Real Madrid está haciendo una temporada pésima y, salvo milagro, hoy el FC Barcelona nos ganará y puede que hasta se nos mee encima.

Pero el reglamento está para aplicarlo, aunque un equipo juegue mal.


viernes, 25 de abril de 2025

SOBRE LAS ELECCIONES.

Y lo escribo así -en plural-, sabiendo que puede desviar la atención, pero seguro de que obedece más a la realidad que si hubiese escrito "la elección."

La elección a que me refiero es la del próximo Papa. Las elecciones -en plural- se da casi por entendido que hablan de las políticas; la de cualquier mindundi que nos robe durante cuatro  o más años, que nos destroce nuestra casa -que es España- y nos la llene de okupas y delincuentes.

Pero quiero referirme a la elección papal de esta forma, porque tengo la sensación de que así la están tratando todos. No solo los medios de manipulación social -vulgo prensa, radio, tv- sino los propios eclesiásticos.

Hasta hoy, 25 de abril, no he oído una sola referencia al Espíritu Santo. La de hoy ha sido del Cardenal Omella, en la segunda entrevista que le hacen en su emisora, la cadena COPE, y que lo ha citado de pasada. En la primera, este Cardenal habló llanamente de votar sucesor, como quien elige presidente de su comunidad de vecinos.

No soy teólogo, pero de mis años mozos -antes de que la actitud política de la institución eclesial española me apartase de las iglesias- recuerdo que se predicaba que en la elección de Papa el Espíritu Santo orientaba a los Cardenales reunidos en cónclave. 

Lo mismo la cosa ha cambiado, y hay una nueva doctrina en la que no se contempla la asistencia del Espíritu Santo a los electores papales. Si es así, pido perdón por mi ignorancia.

Pero teniendo en cuenta cosas como la elección de inmigrantes, transexuales y presos para dar lo que la prensa llama el último adiós a Francisco, y la exaltación -no por la prensa roja, sino por la propia emisora de los Obispos- de la multiculturalidad, de la ecología, del medioambientalismo, de la apertura eclesial a la negociación -que no diálogo- con otras religiones,  el indigenismo antiespañol y la confusión de pobreza con bondad, creo que es muy posible que nadie haga referencias al Espíritu Santo porque saben positivamente que el Espíritu Santo no está presente en la actual Iglesia.


Por tanto, creo que los católicos deberíamos seguir la recomendación del cardenal Müller: ...rezar por que no salga elegido "un Papa hereje" (*).

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(*) Entre paréntesis: la frase es cita literal del "20 Minutos," motivo por el cual no corrijo la ortografía.


lunes, 21 de abril de 2025

SOBRE EL HOMBRE QUE CONVIRTIÓ LA SOBERBIA EN VIRTUD.

Tengo, como cada uno, mi opinión sobre muchas cosas. No sobre todas, porque -como todos los seres humanos racionales- no creo conocer todas las cosas. 
Tengo, pues, mi opinión sobre el Papa Francisco. O mejor, sobre don Jorge Mario Berglogio. Y la distinción es importante, como se verá.
No me voy a meter en cuestiones teológicas, para las que no estoy preparado ni tengo vocación. Creo en la asistencia del Espíritu Santo en lo referente a los Dogmas de Fe, pero no creo que la misma se extienda a los dogmas de la política terrenal.
Por ello, he tenido mis diferencias políticas con la ideología terrenal del Papa Francisco, al que he solido llamar cura Paco en referencia que, para quienes vivieron o conocen la llamada transición, no requiere explicaciones; pero que -dicho sea para quienes no sufrieron aquella época indigna y marrullera- recordaba a cierto cura del momento.
Pero, precisamente ahora, en la defunción de don Jorge Mario Berglogio, no debo callar sobre algo que, en mi opinión, deja claro -no diré a la persona, que es cosa demasiado íntima- sino al personaje. 
El personaje que quiso crearse públicamente, y que comenzó con la renuncia a ocupar los aposentos del Vaticano dedicados a los Pontífices, para dar impresión de pobreza, de renuncia a los oropeles, de humildad. Sin pensar en los trastornos que su decisión iba a producir en los protocolos de seguridad y de servicio; porque el Papa no va solo, va rodeado de una escolta, de una guardia, de unos ayudantes, de un servicio doméstico. Porque un Papa necesita una residencia adaptada a las necesidades de seguridad, de protección, de comunicaciones... No es un hombre, es un Gobierno el que hubo que trasladar.
Y ahora, además, descubro que tampoco será enterrado en el Vaticano. ¿Otra muestra de humildad?
Pues miren: para mi -y Dios me perdone si me equivoco, porque sólo Él puede conocer lo que hay en el alma de cada uno-, se trata de una forma de llamar la atención; una forma de ser distinto, de ser diferente, de dar apariencia de mayor cercanía, de mayor humildad. De ser mejor que sus predecesores. Y una forma, por tanto, de convertir la soberbia en virtud.

miércoles, 9 de abril de 2025

SOBRE LA "X", OTRA VEZ

"X" que, ya se lo habrán ustedes imaginado, es la que la Conferencia Episcopal Española quiere que marquemos en la declaración de la renta, a efectos de que el Estado les suelte una pasta.

Desde el año en que los señores Obispos, sus voceros, amigos y paniaguados y otros elementos sin graduación admitieron -y casi aplaudieron, según los casos- la profanación de la tumba del Excelentísimo señor D. Francisco Franco Bahamonde, Generalísimo de los Ejércitos y Caudillo de España por la Gracia de Dios, les comuniqué mi decisión de no volver a marcar esa casilla.

Este año, en que además la referida Conferencia Episcopal Española se ha permitido insultarme y amenazarme, comprenderán que no he modificado mi decisión.

Comprenderán que sigo negándome -por principio- a que mi dinero vaya a una Conferencia Episcopal que lo va a dedicar a favorecer el esclavismo, llamando a más inmigrantes ilegales que hagan los trabajos que los españoles no queremos -según don Cesar García Magán, Secretario General de la Conferencia Episcopal en declaraciones a la COPE el 6 de abril del presente año- y pidiendo que se normalice la situación de los inmigrantes ilegales porque ya es normal en la calle, con lo cual emplea el mismo argumento que el señor duque de Suárez usó para legalizar al Partido Comunista del asesino Santiago Carrillo.

Pero además, sería ridículo pensar que iba a cambiar mi postura, a la vista de las mentiras con que la que la Conferencia Episcopal ha intentado ocultar sus maniobras para congraciarse con un Gobierno beligerante contra el catolicismo y contra España. Entre ellas, fundamentalmente, la traición a lo que es y significa y protege el Valle de los Caídos. 



Por parte de quien sabe -mucho mas que yo, al menos: Luis Felipe Utrera Molina- se ha explicado que es mentira que el Valle de los Caídos sea propiedad del Estado y que la CE no podía hacer nada más. 

Pero lo que más me jode -disculpen los curas sin graduación si la palabra les resulta altisonante- es que los correveidiles de los Obispos -la cadena COPE- nos insulten, nos falten al respeto y nos excomulguen laicamente desde su lengua aduladora. 

Y que el mencionado Cesar García Magán, vocero de la Conferencia Episcopal, se permita decir que "los extremos se tocan" porque no le parecen admisibles las protestas "de gentes que se dicen católicos", -si afirma que "se dicen católicos" es porque él no los considera así-, lo hacen con "violencia verbal" -qué poca correa, don César, para los que les afean su traición, y cuánta para los que berrean que la única iglesia que ilumina es la que arde-; gentes a las que, sobre "decirse católicos" y usar "violencia verbal", les aqueja una falta de "reconocimiento de la jerarquía de la Iglesia."

Pues mire usted, don César, señores Obispos, señores periodistas, señores correveidiles y señores necios: yo soy católico porque me sale de las narices, y ninguno de ustedes me lo va a impedir. Precisamente porque quiero seguir siendo católico y llevar la cabeza alta, hace muchos años que no he pisado una iglesia mas que para rezar por mi cuenta, sin acudir a los curas que defienden el esclavismo y la ilegalidad; que admiten toda aberración pero rechazan la fidelidad a los principios. 

Y precisamente por ser católico, pero antes por ser español, no verán ustedes nunca más mi "X" en la dichosa casilla de la declaración de la renta. 

Se que aún así ustedes recibirán parte de mis impuestos. Se que al no marcar en esa casilla, mi dinero irá a donde el Gobierno lo quiera mandar. 

Pero se que, como eso no lo puedo evitar, mi conciencia no me hará sentir responsable de sufragar ni los abortos del Gobierno, ni los de la ley que la CEE pedía que se tolerase. No puedo evitar que me quiten mi dinero y lo dediquen a lo que les venga en gana. Pero puedo evitar ser cómplice.


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