Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

sábado, 1 de septiembre de 2018

SOBRE LAS AMENAZAS AL GOBIERNO

Las que dice la pandilla del señorito Sánchez que ha recibido contra la exhumación del Excelentísimo Señor Don Francisco Franco Bahamonde, Generalísimo de los Ejércitos y Caudillo de España.

Acaso al aquelarre de Sánchez le molesta que incluso socialistas como Joaquín Leguina haya firmado una petición para dejar a Franco donde está, y donde le corresponde estar. Véase el comunicado de la Fundación Nacional Francisco Franco, donde se indica:

Francisco Franco fue enterrado en la parte posterior del altar mayor de la Basílica Del Valle de los Caídos, siguiendo así la tradición secular del derecho de Patronato, privilegio que la Iglesia concedía en el Código Canónico entonces vigente, a los fundadores de un lugar sagrado. Francisco Franco es Caballero de la Orden suprema de Cristo, consideración que Roma le concedió por sus singularísimos servicios a la Iglesia.   

Acaso al aquelarre del señorito Sánchez le haya molestado la advertencia de la familia de Franco, indicándole que puede estar cometiendo un delito de prevaricación. Y acaso le molesta porque son perfectamente conscientes de que están delinquiendo.

Porque no creo que le haya molestado mi aviso de hace unos días de que les maldigo y -esto lo añado hoy, para no ser repetitivo- les juro odio eterno, como el de Aníbal a los romanos; y les dejo de considerar personas, con todas las implicaciones que el señor fiscal no me permitiría escribir, pero de las que ya se hacen cargo. O no; pero eso no es mi problema, y que les vayan dando.



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