Que es lo que ahora piden todos los tontos con voz en prensa, radio, televisión y Congreso.
Va el señor Puigdemon, hace lo que le sale de los pelos, dice que si declara la separación, pero que no, y que a dialogar, por si acaso. Por si acaso el Gobierno se baja los pantalones y le sacude más pasta que llevarse a Andorra.
Van los periodistas, tertulianos y otra gente de similar catadura, y dicen que hay que negociar aunque, eso si, dentro de la Ley. Sólo faltaría que dijeran lo contrario.
Van los mamarrachos de la UE y animan al diálogo, que es lo suyo: el chauchau, la verborrea; el ni sí, ni no, sino al revés.
Y todo esto ¿qué significa? Pues que los sediciosos del separatismo catalanista siguen en sus puestos, con sus sueldos -a costa de todos los españoles-; con sus tejemanejes del 3%; con su mando en plaza para facilitar y promover el separatismo -con el dinero de todos los españoles-, como si aquí no hubiera pasado nada.
De hacer caso a políticos sinvergüenzas, a periodistas, a tertulianos y a bienpensantes varios, a dialogar, a negociar, a trincar más pasta, a seguir como hace un mes, y a volver a las andadas dentro de seis meses, y todos tan contentos ¿no?
Esperemos que el señor Rajoy, ya que parece dispuesto a aplicar el artículo 155 de la Constitución, no se pliegue a esos caraduras del diálogo y la negociación, porque aplicar la Ley para rendirse a los separatistas sería peor que no hacer nada, y ya dije el último día qué es lo que hay que hacer para poner fin a este golpe de Estado.
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