Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

miércoles, 11 de octubre de 2017

SOBRE MÁS DIÁLOGO.

Que es lo que ahora piden todos los tontos con voz en prensa, radio, televisión y Congreso.

Va el señor Puigdemon, hace lo que le sale de los pelos, dice que si declara la separación, pero que no, y que a dialogar, por si acaso. Por si acaso el Gobierno se baja los pantalones y le sacude más pasta que llevarse a Andorra.

Van los periodistas, tertulianos y otra gente de similar catadura, y dicen que hay que negociar aunque, eso si, dentro de la Ley. Sólo faltaría que dijeran lo contrario.

Van los mamarrachos de la UE y animan al diálogo, que es lo suyo: el chauchau, la verborrea; el ni sí, ni no, sino al revés.

Y todo esto ¿qué significa? Pues que los sediciosos del separatismo catalanista siguen en sus puestos, con sus sueldos -a costa de todos los españoles-; con sus tejemanejes del 3%; con su mando en plaza para facilitar y promover el separatismo -con el dinero de todos los españoles-, como si aquí no hubiera pasado nada. 

De hacer caso a políticos sinvergüenzas, a periodistas, a tertulianos y a bienpensantes varios, a dialogar, a negociar, a trincar más pasta, a seguir como hace un mes, y a volver a las andadas dentro de seis meses, y todos tan contentos ¿no?

Esperemos que el señor Rajoy, ya que parece dispuesto a aplicar el artículo 155 de la Constitución, no se pliegue a esos caraduras del diálogo y la negociación, porque aplicar la Ley para rendirse a los separatistas sería peor que no hacer nada, y ya dije el último día qué es lo que hay que hacer para poner fin a este golpe de Estado.

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