Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

viernes, 13 de octubre de 2017

SOBRE LOS TANQUES.

Ya veo a los tolerantes, los moderaditos, los dialogantes, los demócratas de toda la vida y otras especies llevándose las manos a la cabeza, mesándose los cabellos o -en los casos más preclaros- agarrándose los cuernos a dos pezuñas. Otros, los más valientes, los más osados, estarán empezando a marcar el número del inquisidor de guardia para denunciarme por vaya usted a saber cuantas cosas -todas ellas malísimas-, suponiendo que lo mío es una provocación a propósito del golpe de Estrado de los separatistas catalanes.

Pero espérense, tómense un descansito y -como si de verdad fueran tolerantes y liberales y democráticos- déjenme seguir. Lo que quiero saber, es dónde estaban los tanques ayer, 12 de Octubre, día de la Hispanidad y Fiesta Nacional de España, que no hicieron acto de presencia en el desfile militar conmemorativo. 

No se cómo lo verán ustedes, pero creo que el señor Rajoy perdió una excelente ocasión para demostrar que -como no deja de repetir- las cosas van mejor y la economía se recupera, y todo es jauja. 

Una gran ocasión perdida para haber puesto los tanques en la calle.

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