El maestro es, evidentemente, Rafael García Serrano, como ya saben mis amigos habituales.
A estas alturas, casi tres décadas después de su fallecimiento -12 de Octubre de 1988-, supongo que nadie del mundo que se proclama intelectual lo va a recordar. Tampoco -me temo- seremos muchos a recordarlo entre los que sabemos que se le debe la mejor literatura en lengua española de todos los tiempos, con permiso de Cervantes y Quevedo.
Supongo que tampoco el próximo año, cuando se cumpla el centenario de su nacimiento -11 de febrero de 1917- habrá nadie que se moleste en hacerle el homenaje que España le debe, que le deben cuantos de él aprendieron y a los que él abrió camino. Así es que, desde aquí -que ya se que no es una plataforma de gran difusión, pero no tengo otra- lanzo la idea de que, al menos los que conservamos memoria y vergüenza, hagamos circular el aviso, por si alguien situado donde se pueden hacer estas cosas recupera la sensatez, la decencia y el buen gusto.
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