Como no soy entendido -más allá de saber lo que me gusta y
lo que no-, no hablaré de lo que se podía haber hecho o lo que se debiera haber
omitido. Simplemente diré que a mi no me parece que sea fútbol eso de jugar en
cinco metros cuadrados al tuya, mía; tuya, mía; tuya, mía; tuya, mía...; hasta que
los propios jugadores se duermen y entonces viene un italiano y se lleva el
balón.
Sólo diré que -una vez más, y como
siempre- la culpa de todo la tiene Casillas.
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