Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

lunes, 22 de octubre de 2012

ANIVERSARIO - Luis Tapia Aguirrebengoa.

Se cumple el aniversario del fallecimiento de mi camarada Luis Tapia Aguirrebengoa, amigo, maestro, guía y ejemplo para cuantos tuvimos la fortuna de conocerlo. Y se cumple, precisamente, en estos momentos en que la unidad de España está más a punto de perecer que nunca hasta ahora.

Sin embargo –pese a los aspavientos de periodistas, tertulianos, políticos y fauna diversa- nada de esto es nuevo. Lo que ocurre hoy, lo que ocurrirá mañana, ya fue dicho y escrito por quienes venteaban el aire del futuro, precisamente por conocer la Historia.

Hace 22 años -en el Nº 10 de EJE, Marzo de 1990-, mi Coronel Luis Tapia Aguirrebengoa lo avisaba así:




* * * * *

AUTODETERMINACIÓN, IMPOSIBLE

por Luis TAPIA AGUIRREBENGOA

Dice el punto primero de la Síntesis Ideológica y Programática de Juntas Españolas que España es una unidad histórica irrevocable. Y que, en cuanto entraña una grave contradicción, propugnamos la revisión del artículo 2- y la supresión del Título VIII de la vigente Constitución española, que admite el término nacionalidades referido a las comunidades regionales, puesto que no existe en nuestro territorio más nación que España, síntesis de peculiaridades regionales, culturales e idiomáticas que es preciso respetar, descentralizando al máximo la organización administrativa del Estado, con un único e insoslayable límite: la soberanía nacional reside únicamente en el estado de la nación española, y cualquier traspaso de competencias de este a las autonomías habrá de ser revocado y derogado a tocios los efectos.

Se trata de una profesión de amor a España y de una declaración de propósitos que podrían ser asumidas por cualquier partido u organización política que no contenga en su ideario el virus separatista. La Constitución debe ser reformada sin tardanza para arrancar de su texto cuanto respalde cualquier veleidad nacionalista.

Así sucede que casi desde los comienzos de la instauración democrática, y más aún en las últimas semanas, la autodeterminación se ha convertido en un tema muy delicado que ha originado enfrentamientos dialécticos y puede ser causa de graves tensiones. Todo comenzó en esta última fase con una desdichada sesión del Parlamento catalán, seguida por una iniciativa nacionalista vasca en la que se proclama que el pueblo euskaldún tiene derecho a la autodeterminación, haciendo alusión al autogobierno, aunque se omita, púdicamente, el término independencia, que ha estado en la mente de todos ellos, desde que Sabino Arana, en las postrimerías del siglo XIX, enarboló la bandera de la secesión.

Hay quienes se extrañan cuando, ante tan intolerable pretensión, nos escandalizamos los que, desde las entrañas, nos nace el amor a España. Y los mas extrañados, por lo que hemos oído y leído, son quienes creen que todo es posible dentro de la legalidad de un estado democrático, incluso la separación de una región o territorio, por el simple ejercicio del voto popular.

Siempre resultó inquietante jugar con el término, que, con el actual o parecido enunciado, nació cuando el romanticismo abrió en el siglo pasado la caja de Pandora de los nacionalismos, y aún ahora, en las postrimerías del siglo XX y del milenio, resulta extraño y confuso su significado. ¿Qué es autodeterminación? ¿Que pretenden sus partidarios? Mal que les pese a algunos, autodeterminación es secesión o independencia, y los que la exigen abogan por un Estado propio, escalando estadios autonómicos intermedios de autogobierno, representados por los modelos autonómico, de autonomía profunda, que es a la que aspiran ahora los nacionalistas vascos y catalanes, federal, en el sentido disgregador no unificador, y confederal, hasta recibir el último impulso que lleve a la separación total. Puede ser que aún se tarden años, diez, quince, una generación, pero siguiendo el actual camino vamos derechos hacia la disgregación nacional, cuando Europa y el mundo marchan en la dirección contraria, la del abatimiento de muros separadores y barreras fronterizas, creando superestados que conservan las variedades y peculiaridades de las naciones que los constituyen.

No nos quepa la menor duda, los nacionalistas españoles, sólo pretenden romper España, aquejados de la enfermedad del cantonalismo v el enfrentamiento, a la que tan propicia es nuestra individualista sociedad.

Nosotros, los hombres y mujeres de Juntas Españolas no comprendemos como aún quedan quienes creen que todo se reduce a una mera y beneficiosa descentralización administrativa, de la que somos partidarios, cuando los propósitos separatistas se presentan tan claros. El derecho a la autodeterminación -ha dicho un portavoz nacionalista- es la opción a constituirse, por propia y libre decisión, en estado independiente, o a separarse del territorio de un estado por elección mayoritaria de la población. Aunque, como antes se ha dicho, puede ser que todavía no esté el fruto suficientemente maduro, y que el desenlace sea a plazo medio. A este respecto, Arzallus cifraba en una generación el tiempo que podían aguardar para alcanzar la independencia. Mientras tanto, continuarán las presiones, las escaramuzas dialécticas, la petición de más libertades políticas, la escalada en el campo de las transferencias, pues mucho es lo alcanzado hasta ahora, pero aún quedan importantes aspiraciones que arrancar al débil estado español. He aquí algunas: en Cataluña, la catalanización lingüística, la reorganización territorial y la asunción de competencias y despliegue de los Mossos d'Esquadra; en el País Vasco, el despliegue de la Ertzaintza, simultáneo al repliegue de las fuerzas de seguridad del Estado, la transferencia de medios y facultades de la administración de justicia, la sustitución de la escuela pública estatal por la escuela publica vasca, y, a más largo plazo, la creación de un ejército vasco, con mandos autóctonos, para caso de una invasión extranjera (¿la española?) y la autorización de un banco nacional vasco. Y no piensen que éstas son exageraciones, que no somos dados a ellas, se trata de una denuncia formulada en la prensa de Bilbao, por Adolfo Careaga, ex diputado a Cortes.

Semejantes pretensiones son como querer forzar las leyes y el sentido de la Historia, pues ni el País Vasco ni Cataluña fueron nunca independientes, y la autodeterminación no aparece como fórmula política en la Constitución, ni podrá contemplarse nunca, pues cualquier reforma al respecto sería como legislar la propia autodestrucción del Estado. Y el alegato nacionalista de que la firma de la Caita de las Naciones Unidas lleva implícita el reconocimiento por España de este derecho, no es válido por referirse a los pueblos en vías de descolonización, y ni el País Vasco ni Cataluña fueron nunca colonias, Garaicocchea, ha dicho, también, que va a trasladar las aspiraciones vascas al Parlamento Europeo y al seno de la Alianza libre europea, que reúne a las diversas organizaciones nacionalistas del continente, lo cual es algo así como recurrir al Archipámpano de las Indias, ya que ni el primer organismo, ni menos el segundo tienen facultades para hacer nada en favor de su desdichada causa.

De todos modos, no puede ignorarse la gravedad del tema, cuyos resultados a ten tan contra la unidad de España, pues las actuales aspiraciones de autodeterminación pueden tomar la forma de una explosión nacionalista incontrolada, cuando agotada la capacidad negociadora del Estado, hechas por éste todas las concesiones posibles en el elástico marco constitucional maltrecha la soberanía española y preparada la sociedad española a aceptar lo inaceptable, se alcance el techo de la unidad nacional.

Se llega así al aspecto más delicado del problema, el de la unidad de España, incuestionable en los límites actuales del territorio nacional; nada ni nadie puede alterarla, no siendo válidas las urnas, ni supuestas reformas constitucionales para lograrlo. España ha existido a través de los siglos por voluntad de muchas generaciones de españoles, que la construyeron y sostuvieron, a veces con muchos sacrificios, y la determinación de una minoría de una cierta época carece de fuerza y de derecho a romperla mediante el cauce democrático del voto o el cauce bélico de la violencia. Es ineludible deber de todos los españoles defenderla, y el Ejército, pieza básica de la unidad, aplicará, sin duda, toda su fuerza y toda su pasión en el cumplimiento del mandato que el pueblo español le tiene confiado; varios Capitanes Generales así lo han proclamado. En principio, bastará con la disuasión de su presencia, pero si fuera necesario, recurriría a otros medios- Los españoles, incluidos los secesionistas, deben estar convencidos de que así se hará.

Procuremos entre todos que no sea necesaria la intervención del Ejército; unámonos, para ello, en un frente común ante los separatistas; no persistamos en el error cometido en los comienzos de la transición democrática, cuando se dio a los nacionalismos unas alas que ahora va a ser muy difícil cortar con procedimientos pacíficos. El punto de arranque del nuevo camino está, sin duda, en la reforma constitucional, y Juntas Españolas aboga por ella. Hagamos lo imposible para lograrla.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A DON RAFAEL ESTREMERA

Querido amigo y camarada. ¿Me permites que te tutee?. Pues para mi es algo mas que un amigo. De los pocos que honran su memoria. Por eso quiero comenzar, a nuestro estilo, con aquel “solo un párrafo de gracias”, de nuestro Jefe José Antonio. Gracias por recordarle y recordar sus escritos. ¡Cuantas veces, he comentado que todo lo que escribió se va cumpliendo paulatinamente. Tenía una visión clara del futuro de España. Y esto le dolia verla así. Como te dolia a ti y a tantos españoles.

Ahora se han lanzado a la conquista del Estado. Hacen falta pocas luces para que no lo vean. Este complot se inició al poco de la humillación de la izquierda en las dos campañas ultimas, pues lo que esta ocurriendo: huelgas, manifestaciones, declaración de independencia, amenazas de muerte, agresiones, intento de toma del Congreso… si esto ultimo se hubiera producido, España hubiera ardido por los cuatro costados. El ambiente prerrevolucionario, se siente. Mientras la derecha calla. No ha reaccionado seriamente, dando lugar a que los nacionalistas vascos, esperan su oportunidad.

Estimado amigo y camarada. Son momentos malos para España, que como siempre cuenta con ese puñado de patriotas dispuestos a defenderla y sacarla adelante, cosa que históricamente se ha demostrado: romanos, árabes, franceses, republicanos… han sabido defender con gallardia y devolver el nombre de España en el concierto de las Naciones. ¿Vamos a defraudar a nuestros héroes?. ¿A quienes no dudaron en dar por España hasta la ultima gota de su sangre?.

Hombres como usted, que desde sus blogs defienden a nuestra Patria y sus valores, nos son necesarios. Siga iluminando nuestro camino. Y que mi padre y amigo, siga trabajando por nuestra Patria para que como reza nuestro himno VUELVA A SONREIR LA PRIMAVERA

Rafael C. Estremera dijo...

Por supuesto que puedes tutearme, mi querido amigo y camarada.

Para mi, el recuerdo de tu padre es un deber ineludible, en aras a los años que combatimos juntos, y de lo que aprendí de sus escritos y de su ejemplo. El recuerdo de los buenos camaradas que se fueron a los luceros nos da fuerza y ánimo para perseverar.

Esta España, que él anticipó con clarividencia, no es la que queremos. Se van cumpliendo los pasos que él nos indicaba en sus artículos y -a algunos afortunados que participábamos en ellas- en nuestras reuniones mensuales, a las que siempre acudía puntual y ejemplarmente, fueran cuales fueran las circunstancias.

Sólo espero que ese puñado de patriotas que aún existe, nos dejemos de rencillas y logremos la unidad que mi añorado Coronel siempre predicó, como primer paso hacia el renacer de España.

No merezco agradecimiento ni elogio, amigo mío. Me limito a cumplir lo que considero mi deber, a mantener mi puesto luchando como puedo y con lo que tengo a mano.

Un abrazo, querido camarada y amigo.

Publicidad: