Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 3 de noviembre de 2011

SOBRE QUIEN VA A GANAR.

Evidentemente, las elecciones.

Ya parece más que asumido por todo el mundo que va a ganar el PP. Al menos, si los trenes de cercanías no descarrilan la situación -cosa nada deseable, pero tampoco descartable-, o si no ocurre algún desaguisado achacable a la ultraderecha -tan socorrida en estos casos, y tan utilizada por quien sabe y puede-, que sería mucho más socorrido para don Alfredo y sus cuates.

Pero no trato de eso ahora. Hoy quiero tratar de las declaraciones de don José María Aznar, recogidas por El Mundo, que textualmente cita esta frase: yo creo que las van a ganar los buenos, es decir, los míos.

A primera vista, parece lógico que el señor Aznar considere preferible que ganen los suyos, y que piense que son los buenos. Sin embargo, nos da la clave de lo que muchos llevamos tiempo diciendo: que se identifica a los buenos con los míos. Esto es, que los míos son buenos por definición; porque son los míos. Hagan lo que hagan.

Ni se critica, ni se razona; se vota de acuerdo con el símbolo -floripondio, gavioto- que cada cual se haya grabado a fuego en la pezuña de meter la papeleta. Y como los míos son los buenos, lo que hagan y digan es bueno.

Ya puedo pensar que el aborto es un asesinato, que si los míos dicen que está bien en cuanto las menores de 16 años tengan que pedir permiso a papá, el asesinato estará bien. Ya puedo pensar que a ETA ni media concesión, que si los míos dicen que nada de diálogo, pero los presos a la cárcel más próxima a su casita, eso estará bien. Ya puedo pensar que -aunque lo dijera don Alfonso Guerra- las autonomías son un choteo y había que eliminarlas de plano, que si los míos necesitan pactar con los separatistas, eso es bueno. Si yo pienso que la familia es la familia, y lo demás son ganas de tocar las narices; pero los míos dicen que hay que adaptar las leyes a las nuevas realidades sociales -literal del programa del PP-, entonces benditos sean los matrimonios de homosexuales y bisexuales, y trisexuales.

Porque aquí -y este es el valor de la declaración del señor Aznar- nunca se piensa, ni se razona, ni se critica. Los míos son los buenos, y ya me pueden ir diciendo qué es lo que tengo que pensar.
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Evidentemente, de la parte sociata hay mucho que decir, pero no merece la pena. Lo primero, porque parece que van de cráneo. Lo segundo, porque si apareciese por aquí un votante socialista, no iba a ser yo quien le pudiera convencer de no hacerlo. Uno puede intentar razonar con quien razona, pero ya me considero incapaz de batallar contra los tópicos de los encefalogramas planos, definición que vale lo mismo para la mayoría de los del PP, conste. Y lo tercero, porque los votantes socialistas son más consecuentes, al menos con sus estereotipos, pero lo de los votantes peperos es de loquero de guardia.

Así es que, como anticipo de la campaña electoral -que comenzará mañana, pero cualquiera diría que llevamos meses en ella, por no decir siete años-, les confieso que para mi los del PP no son los buenos, y que esta vez no hay nada que merezca la pena, así es que pueden ir no contando conmigo en la mascarada.

4 comentarios:

Herrgoldmundo dijo...

Yo tampoco pienso ir a votar.
¡Con su pan se lo coman!

ansiadalibertad dijo...

Además los buenos y los míos ya podría ir tocando al pueblo en general, para variar. Incluso los que no se lo ganan con su voto o con su esfuerzo merecen un poquito de por favor desde esas alturas encholladas de los 'partidos mayoritarios' y los minoritarios pero con 'sensibilidades' especiales a atender sin descanso ni fin.

Saludos. También para Apañó y los que vengan.

Anónimo dijo...

Pues yo no veo tan segura la victoria del PP. Creo que el mensaje del PSOE, avisando de los recortes, va a calar y mucho entre una población que apenas tiene nada.

inisfree dijo...

Es que, en España, entendemos la política como el fútbol. Queremos que ganen los nuestros casi tanto como que pierdan los otros.

Programas, argumentos, datos, ideas... Bah, éso es baladí.

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