O, por mejor decir, los que dicen estar sufriendo los indignados okupas del Hotel Madrid.
Se quejan -lo cuenta ADN, pag. 21 de la edición en papel de Madrid- de que los habituales rateros de la Puerta del Sol se les cuelan en el hotel -donde ya se colaron ellos, por otra parte, robándoselo a su legítimo propietario- y les quitan ordenadores y móviles.
Lo cual, a mi parecer, tiene un cierto valor pedagógico. Porque así experimentarán en primera persona los indignos okupas que la Policía -esa Policía a la que tanto han insultado ante la ejemplar mansedumbre de sus mandos- sirve para algo.
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