Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

lunes, 24 de octubre de 2011

SOBRE LOS ROBOS INDIGNADOS.

O, por mejor decir, los que dicen estar sufriendo los indignados okupas del Hotel Madrid.

Se quejan -lo cuenta ADN, pag. 21 de la edición en papel de Madrid- de que los habituales rateros de la Puerta del Sol se les cuelan en el hotel -donde ya se colaron ellos, por otra parte, robándoselo a su legítimo propietario- y les quitan ordenadores y móviles.

Lo cual, a mi parecer, tiene un cierto valor pedagógico. Porque así experimentarán en primera persona los indignos okupas que la Policía -esa Policía a la que tanto han insultado ante la ejemplar mansedumbre de sus mandos- sirve para algo.

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