Que, como todo el mundo sabe (y si alguien no lo sabe es que aún no lo ha leído, así es que ya puede empezar), es Rafael García Serrano.
Rafael García Serrano fue periodista, escritor, guionista de cine y, esencialmente, falangista. Falangista desde 1933 y hasta su muerte, cosa que no todo el mundo puede decir.
De este ser falangista -no sólo la idea, sino el estilo- se nutrió su obra y su vida. Y si sus obras -desde el Eugenio hasta V Centenario, pasando por el inmenso Diccionario para un Macuto- son un preciso y precioso reflejo del ideario Nacionalsindicalista, también su vida fue un ejemplo de estilo que nos legó.
Más cosas podría decir; muchísimas más. Pero creo que me repetiría, porque en los 23 años transcurridos desde su muerte ha habido ocasión para mucho.
Así es que aquí les dejo con el maestro Rafael, en esta fecha de la Hispanidad que saludo con el Himno Nacional, en una de sus facetas menos conocidas: la de poeta.
CANCION DEL SOLDADO QUE NO TENIA NOVIA
Y que nadie se alegre con mi vuelta,
poniéndome laurel sobre el cansancio,
cediéndome el milagro de sus ojos rientes,
de sus labios tangibles a mis labios.
Que no haya en mi contorno los humanos
manejos y artificios con que sueño.
Que esté yo aquí, doliente, llorando una mentira
como un mozo del siglo XIX.
Y qué leva de amor hay en mi sangre
esperando, en silencio, ese paisaje
con árboles callados,
donde nace la amada
al final del capítulo cincuenta.
Yo no sé qué palomas mensajeras
escapadas de un ruedo de postales
traerían el recado
de que tú me querías
con tu dulce querer, húmedo y triste.
Y estoy así, en la tarde, meditando
qué sollozo solemne me guardabas,
mujer que no conozco,
que pañuelo bordado
para el vuelo lejano de mi muerte.
Rafael García Serrano.
(Octubre, 1938, Hospital)
3 comentarios:
Uno de los síntomas de nuestra decadencia moral e intelectual se pone de manifiesto cuando contemplamos a un hijo de este gran escritor fslangista, defender acaloradamente al Pepé en una emisora reaccionaria "orgullosa de ser de derechas". Como falangista, siento vergüenza ajena de que el petimetre en cuestión arrastre un apellido glorioso por los suelos de la derechona más mojigata y liberal.
Hombre, Ramiro, a mí también se me hace cuesta arriba escuchar algunas cosas de las que le hacen decir a Eduardo García Serrano, pero intento ponerme en su lugar.
Eduardo es falangista, y me consta. En su programa de Radio Intercontinental, y cuando interviene en alguna tertulia con una mínima libertad, sus opiniones son mucho más próximas a las que tu y yo preferimos.
Pero hay que vivir. ¿Se le puede pedir a alguien que se vaya al paro por disentir con su empresa? Es más ¿de qué le serviría a Eduardo quedarse sin empleo y, además, sin lugar desde el que hablar? ¿Y de qué nos serviría a nosotros que se callara la única voz que, a veces, puede hablar con nuestra razón?
muy interesante el blog. Seguid así.
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