Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

viernes, 21 de octubre de 2011

SOBRE EL COMUNICADO Y LAS REACCIONES.

Reacción, como sabe quien tenga alguna ligera idea de física, es algo que ocurre como consecuencia de una acción. En este sentido, que los que se suponen gobernantes, futuros gobernantes, políticos más o menos encumbrados, estén a expensas de lo que diga y haga ETA no puede ser sino un mal síntoma. Supone estar a la contra, esperar a que el enemigo hable, someterse a la iniciativa del contrario.
Y, sobre todo, cuando lo que se dice son auténticas idioteces, como es el caso.
Así, tanto el señor Rodríguez -la nuestra será una democracia sin terrorismo-, como el señor Pérez -hoy es un día para celebrar la gran victoria de la democracia-, vinculan una vez más la maldad del terrorismo con el sistema político al que ataque. Si los terroristas matan a quien sea en un sistema político que no sea la democracia sociata-liberal, bien muertos están, parecen decir; lo cual lleva a la justificación de cuantos fueron asesinados antes de 1978. Claro, que entonces a los sociatas y a los liberales les venía bien la existencia de ETA, los asesinatos de ETA y la ayuda de ETA porque -para ellos, desde los comunistas de Carrillo hasta los burgueses de Gil Robles, ya anciano pero igual de idiota que de joven- los etarras eran luchadores antifranquistas.
Otra reacción digna de la medalla de honor a la estulticia es la de don Pachi López quien -de viaje en Nueva York, con la que está cayendo- declaró que este supuesto cese de la violencia confirma su derrota porque llega a su final sin haber conseguido ninguno de sus objetivos. Estulticia -y gilipollez- a la que se suma Mariano Rajoy, afirmando que este paso se ha dado sin ningún tipo de concesión política.
Así es que sin haber conseguido sus objetivos y sin concesiones políticas, ¿verdad, Pachi Nadie, Marianico el corto?
¿Y cómo le llamáis vosotros a dominar buen número de ayuntamientos y diputaciones? ¿Cómo le llamáis a la presencia de Bildu en las elecciones? ¿Cómo le llamáis a las manifestaciones, las pintadas, los carteles a favor de los asesinos campando libremente en las calles? ¿Cómo le llamáis a la quema impune de Banderas españolas? ¿Cómo le llamáis a la pasividad frente a los que amenazan de muerte, a los que acosan, a los que extorsionan? ¿Cómo le llamáis a las negociaciones con los terroristas, desde las González en Argel hasta las de Rodríguez tras el atentado de la T-4 de Barajas, pasando por las de Aznar, por sólo citar las que están nítidamente documentadas?
¿Cómo le llamáis al llamamiento al diálogo hacia los Gobiernos de España y Francia, lo que les pone en pie de igualdad con los dos Estados implicados? ¿No está claro que la simple consideración de esa oferta les otorga a los asesinos el reconocimiento como interlocutor? ¿No está claro que la simple mención a la resolución de las consecuencias del conflicto que hacen los etarras, significa un trato de igual a igual y la impunidad para los criminales?
Porque la única respuesta posible es la que refleja el comentario de las asociaciones de Policía y Guardia Civil, que pasa por la entrega de las armas y de los terroristas con causas pendientes.
Esa es la clave: la entrega de los terroristas para ser juzgados por sus delitos. Porque a mi, lo de la entrega de armas de la que tanto hablan políticos y periodistas, me importa un pimiento. La entrega de armas es un objetivo meramente circunstancial, de acompañamiento escenográfico. Cierto que no vendrían mal las armas para que nuestros Ejércitos tuvieran algo con que ocultar el polvo de los arsenales; pero las armas, como símbolo de rendición, es inútil cuando ETA ha demostrado una sustanciosa capacidad para agenciárselas sin problema.
La única entrega admisible, como muestra de buena voluntad, es la de los terroristas buscados por cualquier crimen, sea el que sea. De los terroristas acusados de asesinatos, si; pero también de los buscados por extorsión, por secuestro, por amenazas, por acoso...; de los borrokos, de los incendiadores de cajeros automáticos, de contenedores de basura, de autobuses, de Banderas españolas...; de los que en cualquier tiempo y lugar han aplaudido a los terroristas, han señalado ETA, mátalos, han enseñado a sus niños a ganar puntos en un juego que consistía en matar guardias civiles.
Y, sobre todo, de los que han cometido y defienden el peor crimen; el único crimen sin perdón. Porque cada uno de las víctimas -lo sean de asesinatos o de amenazas, de robos o de acoso- puede perdonar si está en su ánimo hacerlo. Pero nadie puede perdonar un crimen que no se dirige contra él. Y el crimen contra España es imperdonable, porque ninguno de nosotros puede perdonar lo que va en contra de nuestros antecesores y de nuestros descendientes; ninguno de nosotros tenemos la propiedad de España, de la que sólo disponemos en usufructo y que tenemos la obligación de entregar, mejorada si nos es posible, a quienes nos sucedan.

4 comentarios:

José Manuel (LOBO_IBERO) dijo...

Con tu permiso, camarada Rafael,lo hago público y extensivo. Un cordial saludo como siempre.

¡¡¡ARRIBA ESPAÑA!!!

Maite C dijo...

Bien dicho Rafael.
Otra "mise en scéne" tanto de los encapuchados como de los comparsas de turno.

De escándalo!!!!

Rafa España dijo...

Todo es una triste parodia, como dice Maite. Aquí cada uno de los intérpretes se sabe al dedillo su papel, lo interpreta y el público aplaude.
Queda la escena final, cuando entra el médico y dice aquello de...
"No respira".

Anónimo dijo...

Lo más preocupante de todo es la actitud con la que la gente se está tomando todo esto.

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