Machismo -para llamarlo con palabro que los progres entiendan- que se manifiesta en la oposición a la Ley con que la Junta de Galicia se propone ayudar a las mueres embarazadas.
La Ley propone -según Religión en Libertad- cosas como que "las embarazadas también serán consideradas unidad familiar par así poder optar a las distintas ayudas y se llevarían a cabo medidas para conciliar la vida laboral y familiar"; "fomentar la natalidad y el derecho a la vida en formación"; la promoción de la adopción y la acogida como "alternativa para que la mujer gestante pueda continuar con su embarazo"; garantizar la protección de los derechos de las familias; "fomento del acogimiento familiar y de la adopción" en los casos que sea necesario, así como ayudas y apoyo a mujeres embarazadas en riesgo de exclusión y acciones de inserción laboral de las mismas; protección de miembros de especial atención en las familias como los niños, los mayores y los discapacitados o dependientes; fomentar la instauración de centros de atención a la infancia en lugares de trabajo, como polígonos industriales, y permitirá a los padres o cuidadores de dependientes y mayores elegir el turno de trabajo más conveniente para sus necesidades familiares.
En fin; todo ello, como se ve, profundamente antisocial, antifeminista, contrario a razón, antidemocrático y -por supuesto- como ha insinuado una señora llamada Beatriz Sestayo, diputada y portavoz de Servicios Sociales del PSG, propuestas "rancias, retrógradas y predemocráticas".
También a esta doña Beatriz le parece que proteger a la mujer, permitirle que no se convierta en asesina abortando, darle la posibilidad de percibir ayudas, o la opción de la acogida del hijo, es reducir a la mujer al papel de "reproductora y para cuidar mayores", amén de suponer un retorno al "patriarcado", donde las mujeres sólo cocinarán y tendrán hijos y la vuelta a un modelo de extrema derecha.
Ello supone, pues, que el ideal socialista es prohibir cualquier ayuda a la mujer que quiera tener hijos; eliminar la adopción y el acogimiento de niños huérfanos; negarle el derecho al trabajo a las mujeres con descendencia; negar cualquier protección especial a los niños, los mayores, los discapacitados o los dependientes; poner todas las trabas posibles a la instalación de guarderías en los centros de trabajo; prohibir que las mujeres cocinen y extirpar la función reproductora, no se sabe si con tijeretazo físico o sólo legal.
De manera que ya lo saben ustedes: las mujeres que quieran tener hijos, que necesiten ayudas familiares para mantenerlos -entiéndase desgravaciones de impuestos, guarderías y colegios públicos, conciliación familiar y laboral-; que necesiten trabajar y quieran hacerlo, no tendrán más remedio que -es doña Beatriz Sestayo quien lo dice-, votar a la ultraderecha.
Gracias, doña Beatriz. Ya era hora de que dijesen las cosas claras.
La Ley propone -según Religión en Libertad- cosas como que "las embarazadas también serán consideradas unidad familiar par así poder optar a las distintas ayudas y se llevarían a cabo medidas para conciliar la vida laboral y familiar"; "fomentar la natalidad y el derecho a la vida en formación"; la promoción de la adopción y la acogida como "alternativa para que la mujer gestante pueda continuar con su embarazo"; garantizar la protección de los derechos de las familias; "fomento del acogimiento familiar y de la adopción" en los casos que sea necesario, así como ayudas y apoyo a mujeres embarazadas en riesgo de exclusión y acciones de inserción laboral de las mismas; protección de miembros de especial atención en las familias como los niños, los mayores y los discapacitados o dependientes; fomentar la instauración de centros de atención a la infancia en lugares de trabajo, como polígonos industriales, y permitirá a los padres o cuidadores de dependientes y mayores elegir el turno de trabajo más conveniente para sus necesidades familiares.
En fin; todo ello, como se ve, profundamente antisocial, antifeminista, contrario a razón, antidemocrático y -por supuesto- como ha insinuado una señora llamada Beatriz Sestayo, diputada y portavoz de Servicios Sociales del PSG, propuestas "rancias, retrógradas y predemocráticas".
También a esta doña Beatriz le parece que proteger a la mujer, permitirle que no se convierta en asesina abortando, darle la posibilidad de percibir ayudas, o la opción de la acogida del hijo, es reducir a la mujer al papel de "reproductora y para cuidar mayores", amén de suponer un retorno al "patriarcado", donde las mujeres sólo cocinarán y tendrán hijos y la vuelta a un modelo de extrema derecha.
Ello supone, pues, que el ideal socialista es prohibir cualquier ayuda a la mujer que quiera tener hijos; eliminar la adopción y el acogimiento de niños huérfanos; negarle el derecho al trabajo a las mujeres con descendencia; negar cualquier protección especial a los niños, los mayores, los discapacitados o los dependientes; poner todas las trabas posibles a la instalación de guarderías en los centros de trabajo; prohibir que las mujeres cocinen y extirpar la función reproductora, no se sabe si con tijeretazo físico o sólo legal.
De manera que ya lo saben ustedes: las mujeres que quieran tener hijos, que necesiten ayudas familiares para mantenerlos -entiéndase desgravaciones de impuestos, guarderías y colegios públicos, conciliación familiar y laboral-; que necesiten trabajar y quieran hacerlo, no tendrán más remedio que -es doña Beatriz Sestayo quien lo dice-, votar a la ultraderecha.
Gracias, doña Beatriz. Ya era hora de que dijesen las cosas claras.
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