Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 11 de enero de 2011

SOBRE LA ZEROLIANA QUEJA.

Don Pedro Zerolo, secretario de Movimientos Sociales y Relaciones con las ONG del PSOE y -creo recordar, concejal del madrileño ajuntamiento- se queja amargamente porque doña Ana Botella haya abierto expediente a los promotores del carnaval sodomita que llaman Orgullo Gay por excesos acústicos.
El señor Zerolo no duda en calificar a la señora Botella de “cínica e hipócrita” -véase El Plural-, y afirma que Ana Botella y Gallardón trabajan desde hace años para que el Orgullo desaparezca. Ni que decir tiene, que el señor Zerolo clama por la igualdad, la diversidad y la ampliación de derechos, aunque tal vez, en su excitación -democrática, como los orgasmos que le surte el señor Rodríguez-, olvida a aquellos ciudadanos que, precisamente por ser iguales ante la Ley, no tienen por qué soportar sus ruidos; a aquellos que, precisamente por existir diversidad, no tienen por qué someterse a los "orgullosos"; a aquellos que tienen su perfecto derecho a que no les den la murga.
El señor Zerolo -si no es ten ceporro como en ocasiones parece- debe saber que el mismo alcalde Gay-ardón ha subvencionado generosamente a los "orgullosos"; y que -por contra- ha prohibido instalar unos altavoces para que los convocantes de una concentración autorizada pudieran dirigirse al público asistente, precisamente por el asuntillo de los decibelios subidos.
O sea, que de lo que se trata -por la parte del señor Zerolo- es de tener privilegios por ser maricón, -bujarrón o bardaje, que en eso no me meto- evidente ejemplo de discriminación que la futura Ley de la señora Pajín sobre el tema habrá de tener en cuenta.
Para que la susodicha señora Pajín -y su ínclita comadre Bibiana- no me empapelen por decir que el señor Zerolo es un maricón -o puto, que nunca se sabe-, debo aclarar que aplico lo aprendido en el inventario general de insultos, de Pancracio Celdrán -que trata más que de los insultos de la semántica- de donde tomo igualmente la siguiente definición:
-
Pero sí contra vosotros, maricas de las ciudades,
de carne tumefacta y pensamiento inmundo,
madres de lodo, arpías, enemigos sin sueño
del amor que reparte coronas de alegría.
Contra vosotros siempre, que dáis a los muchachos
gotas de sucia muerte con amargo veneno.
Contra vosotros siempre,
Faeries de Norteamérica,
Pájaros de la Habana,
Jotos de Méjico,
Sarasas de Cádiz,
Apios de Sevilla,
Cancos de Madrid,
Floras de Alicante,
Adelaidas de Portugal.
¡Maricas de todo el mundo, asesinos de palomas!
-
Y para que la basta -que no vasta- cultura de doña Leire o doña Bibiana no tomen el número cambiado, véase que el autor de los anteriores versos es, ni más ni menos, uno de sus poetas de referencia: Federico García Lorca, en su Oda a W. Whitman, de Poeta en Nueva York.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El partido final no se ha jugado.
Te queda mucha bilis que tragar. Imagina que ganaremos otra vez en 2012...

http://jmsanchezgonzalez.blogspot.com/2011/01/tu-que-haces-con-el-socialista-ese.html

eloy r mirayo dijo...

Por primera vez en la historia de España, la generación siguiente, vivirá peor que la anterior. Nunca, ni en las peores épocas, desde Atapuerca hasta el año 1975 (1.800.000 años), jamás, había ocurrido algo semejante. ¡Gracias cabrones de la Democracia! Perdón, quería decir, sacerdotes de la Democracia (¡que lapsus!). Me pongo de rodillas y doy tres cabezazos en el suelo, en señal de agradecimiento infinito. Mi generación pasará a la historieta, gracias a vosotros, cochinos políticos de mierda, por ser la última que disfrutó del privilegio de ver a sus hijos y nietos, vivir de la caridad (será Caritas o cualquiera otra organización religiosa; o de lo poco que nos quede a los privilegiados que conocimos tiempos mejores, cuando los españoles de la inventada “clase media”. Adquirió, con su esfuerzo y un buen gobierno, el derecho a la propiedad. Sí, sí; lo iba a decir: ¡Los años de la oprobiosa!
Pero no nos vamos a poner nostálgicos; el tiempo pasa llevándose todo, lo bueno y lo malo. Pero no hay que quedarse contemplativo, esperando que lo malo se lo lleve “El viento, que es el único dueño de la tierra” que diría el memo monclovita. Los mayores, por qué no debemos permitir que a nuestros y nietos, estos arribistas, les impidan defender con dignidad su derecho a una vida mejor, con el producto de su trabajo.
Los españoles tenemos que recuperar el valor que se nos suponía y que, llegado el “momento” lo mostrábamos con toda la fuerza de nuestros “corazones”. Los que Dios nos puso entre los muslos. Vosotros; a los que os dimos la vida ¿no seréis capaces, con la ayuda de vuestros hijos, de salir a la calle a exigir los derechos que os han sido arrancados? ¿Vais a dejar que esta banda de sinvergüenzas os deje en pelotas? Para alcanzar el nivel de vida que los españoles llegamos a alcanzar, del 1939 hasta 1975, murieron muchos de nuestros antecesores, y sus hijos, tuvimos que pasar hambre y frio, como para regalar. ¿Dejareis que “aquello” haya sido en balde? Mientras muchos estáis en el paro, sin perspectiva halagüeña, seres como Pepiño, Pajín, X González, J M Aznar, y un larguísimo etc. Tienen asegurado su bienestar económico, de por vida. Mientras una persona honrada ha de vivir con una pensión insuficiente, y a los que están en activo les alargan el periodo contributivo a 41 años y la edad para jubilarse a los 67 años; ellos, cualquier inculto zafio de los que se sientan en un escaño, a la sustanciosa paga vitalicia, pueden unir, al retirarse o ser retirados, otros sueldos conseguidos, los que tengan alguna lucidez, con alguna actuación financiera.
Hoy, estoy de muy mala leche. Otra vez se ve a la gente andando por la calle, como en los últimos años del Xfelipismo: tristes; caminan encorvados por el peso de sus desgracias, todas ellas, por culpa de un “sistema político” perverso, que da cobijo a la indecencia, al choriceo y al cambalache.

“Gafas y lentes; peines y tijeras; navajas y carteras” este es run, run del Congreso y el Senado.
Yo, me retiro a mí trinchera.


Por Eloy R. Mirayo

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