Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

viernes, 22 de octubre de 2010

SOBRE TRES COMENTARIOS Y UN MISMO AUTOR.

La verdad es que tengo que confesar mi despiste. Con los datos que me das, amigo y camarada, no puedo averiguar quien eres. Lamento esa pérdida del puesto de Ministro y te agradezco la propuesta de hacerme jefe de prensa; pero hace mucho que tenmgo claro que ningún camarada puede disimular hasta el extremo de ponerse a la altura de esta gentecilla zapateresca. No te esfuerces: es inútil. Ninguna persona normal podría caer tan bajo.
Dices que me has encontrado, así es que -con una patente sagacidad que también me vetaría como Ministro en este Sistema- no puedes ser ninguno de los camaradas con los que mantengo algún contacto a través de este medio, ni de los amigos a los que igualmente ofrezco mis pensamientos.
Me gustaría hacer algún intento por averiguar tu identidad, pero no puedo ponerme a dar nombres de todos aquellos camaradas a los que -desgraciadamente- el tiempo y las circunstancias me ha hecho perder la pista. Además, la lista sería interminable: Eloy, Jorge, Juan, Fernando, Juan Manuel, José Luis, Rafael, Pedro, Juan Antonio, Ramón... ¡Tantos nombres que se me escapan en este momento!
Si no te parece oportuno darme algún detalle más concreto aquí, siempre puedes escribirme al coreo de contacto que figura en la columna de la derecha de la página:

Un abrazo, amigo y camarada, aunque no haya sabido dar con tu identidad.

No hay comentarios:

Publicidad: