Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 29 de junio de 2010

SOBRE LOS EJEMPLOS A SEGUIR POR RODRIGUEZ.

Ya sabemos que don José Luís Rodríguez es un fiel imitador de -aunque sea como los loros, que repiten sin saber loque dicen- de los mandamases a los que envidia y, fundamentalmente, de don Barack Obama, aunque le haya frustrado el acontecimiento planetario de doña Leire.
Bastó una llamadita del señor Obama para que don José Luís Rodríguez metiese la tijera a las pensiones y a los sueldos de los funcionarios, en una nueva muestra del como sea, en este caso el recorte de presupuesto. Obama dijo que había que ahorrar, y Zapatero ahorra. Como sea.
Otros -Alemania, Francia...- lo habían dicho antes, pero Rodríguez no tuvo a bien atenderles; pero a Obama si; a Obama se le obedece sin rechistar -que para eso es el galáctico agujero negro que se traga como quien silba a las enanas rojas-, y ya estamos en el buen camino, Rodríguez el primero, del imperialismo yanqui -que no condeno sino por tibio- y del ultracapitalismo liberal.
Y esta imitación, como de loro o chimpancé, me abre una puerta a la esperanza. Porque resulta que el Tribunal Supremo de EE.UU. respaldó ayer mismo el derecho de los ciudadanos a poseer y portar armas de fuego.
A ver, José Luís, para cuando copiamos esto, de forma que los españoles tengamos el derecho a la defensa propia, habida cuenta de que a la Policía no se le permite defender al ciudadano y las armas que llevan son sólo para su propia defensa -siempre y cuando el delincuente lleve, por lo menos, un cañón-, y además etán casi todos ocupados escoltando a los señoritos de la mamandurria partidista.

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