Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

miércoles, 24 de marzo de 2010

SOBRE LAS PALABRAS DE SARKOZY.

A propósito, lógicamente del mismo tema que en mi anterior entrada a él referida.
Ayer afirmó -en el funeral por el agente muerto por ETA- que no dejaremos que Francia se convierta en una base de asesinos.
Lo cual me parece muy bien. Está, no sólo en su derecho, sino en su deber como gobernante de un país civilizado. Y como prueba de su buena fe y mejor voluntad, le sugiero que, como aperitivo, vaya empapelando a Giscard y a los que con él -y desde 1968- hicieron de Francia el dulce hogar de etarras, a los que acogía con arrumacos de madre amantísima y un tanto incestuosa.

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