Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

lunes, 19 de octubre de 2009

ENMIENDA A LA TOTALIDAD.

Para que no digan que hago crítica destructiva, voy a ofrecer una alternativa a la Ley del aborto. A la que pretenden imponer doña Bibiana y don José Luis, y a la que impuso don Felipe y mantuvo sin tocar una coma don José María. Y ya ven si estoy comedido y educado, que es que no me reconozco habiendo escrito un párrafo entero sin un sólo taco.
Vayamos por partes.
Dice doña Bibiana que con su Ley se beneficia a la mujer. Acaso doña Bibiana tenga un puntito masoquista, porque lo que su Ley hace es glorificar el más absoluto machismo. ¿Qué puede haber más machista que hacer el embarazo algo exclusivamente de la mujer, sin encomendar al hombre la parte alícuota de responsabilidad?. Pues no; para doña Bibiana, que la mujer se aguante con el embarazo, que es cosa suya y de nadie más; que apechugue con el cuidado del hijo, que es suyo; o que pague a los amigos de doña Bibiana para matar al hijo que no quiere que sea suyo.
Porque de lo que se trata es de que los amigos de doña Bibiana cobren. Sea de la niñata preñada, o de la sanidad pública que concierta el crimen con los abortorios privados. Pero,en todo caso, que la mujer se apañe con el paquete, en la más pura tradición machista.
Doña Bibiana, los asesinos, los tontolabas, los PijoProgres, las golfas y los golfos dicen apoyar el derecho de la mujer a decidir. Lo cual me parece muy bien. Que las mujeres decidan lo que quieren hacer con su cuerpo. Que decidan libremente, y que el Estado les garantice que nadie se va a meter con ellas, tanto si deciden permanecer vírgenes hasta el matrimonio -cosa muy mal vista entre las putas y los pichabravas-, como si deciden tirarse por un puente, siempre y cuando se aseguren de que nadie pasa por debajo.
Me parece bien que la mujer decida lo que hace con su cuerpo. Pero no con el ajeno. Porque entonces también los ajenos querrían decidir con respecto a las ajenas, y sería un lío.
Por otra parte, doña Bibiana, haciendo gala de la monumental incultura que afecta a las gentes de su generación que no hayan tenido el menor deseo de formar su intelecto por cuenta propia, y se regocijan en la inconmensurable necedad promovida por las pocilgas educativas del sistema, aventura que el ser humano no es humano hasta cualquiera sabe cuando.
Interesante premisa, que nos llevaría a preguntarnos qué es lo que convierte al ser vivo en ser humano. ¿Acaso, por ventura, el hecho de que en algún momento -para doña Bibiana, indeterminado o desconocido- Dios le dote de un alma? ¿Profesa doña Bibiana la metafísica, hasta el extremo de preguntarse -en rueda de prensa- por el momento en que consigue el ser humano su alma? Porque si -según doña Bibiana- de la unión de óvulo y espermatozoide surge un ser vivo, pero no humano, en algún momento posterior debe dotársele de espíritu. Y parece lógico deducir que si ese espíritu, ese alma, no proviene de los padres -que generan seres vivos no humanos- debe venir de Dios. Hé aquí a doña Bibiana Aído convertida en fervorosa partidaria del cristianismo.
Por mi parte, rebatiré el argumento de doña Bibiana con pruebas científicas, dado que mi conocimiento de la metafísica no llega a tanto como el de la señorita Ministra, y me basta con saber que -desde el momento de la fecundación- el ser resultante tiene un ADN distinto y diferente al de sus progenitores. Es decir: que si se elimina, el ser que desaparece es irrecuperable, pues -lo dicen los científicos y los forenses- no existen dos ácidos desoxirribonucleicos iguales en todo el mundo.
En consecuencia, y para compaginar todos estos derechos -el de beneficiar a la mujer, el de que la mujer decida y el del ser vivo y humano desde la concepción- presento mi propuesta, con carácter de enmienda a la totalidad:
Que la mujer decida libremente si quiere o no quiere tener hijos, y que el Estado proteja su derecho a esterilizarse si no desea concebir, y el derecho -para no ser machista- a que el hombre haga lo mismo.
(Publicado también en RED HISPANIA)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gusta que nombres el sistema educativo español, por que muchas mentes que actualmente estan en él defienden el aborto con los arguemntos de que el neonato no es humano ni siente nada, que la mujer puede hacer con su cuerpo lo que quiere y que si lo tiene a la chica se le jode la vida para siempre.
En fin, excusas para no hacerse responsable de sus actos, que es lo que les pasa a muchos de mis compatriotas.

Publicidad: