Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 2 de abril de 2009

SOBRE UN TAL JORGE MARTÍNEZ REVERTE.

Este fulano, pobre cuatezón castrado que pretende tirar de similitud de apellido para hacerse un hueco, dice que ha escrito un libro -el arte de matar- acerca, como no podía ser menos, de la guerra civil esa que vamos a repetir cualquier día de estos.
 
Una tal Paula Arenas, probable becaria de 20 Minutos -página 16, (1/4/09)- que le entrevista, ya desde el primer párrafo muestra su portentosa incultura, cuando afirma que esta es una obra que nos cuenta la contienda como nunca antes nos la habían contado: desde la trinchera.
 
Para una presunta periodista, la ignorancia de la simple existencia de la obra de Arturo Barea, Miguél Hernández, Alberti, Castro Delgado, Líster, Malraux, Hemingway, todos ellos rojos porque -evidentemente- esta señora o señorita progre no iba a caer en la tentación de leer a Rafael García Serrano, a Foxá, a Iribarren, a Fontana, a Cavero, por sólo citar los que -así a vuelapluma- se me vienen a la memoria; esta ignorancia, decía, presenta un interesante currículum de necedad. Pero lo que bate marcas estratosféricas de estupidez, son las respuestas del señor Martínez.
 
Por ejemplo, cuando la becaria le pregunta si Franco era un hombre de escaso talento militar, sentencia Martínez que sin duda. Está claro. Por eso sugirió al General Primo de Rivera el lugar y la forma del que sería Desembarco de Alhucemas, cuya vanguardia mandó personalmente; por eso fue el organizador de La Legión; por eso levantó desde el papel y dotó a la Academia General Militar de los más modernos programas y métodos de enseñanza de su época, según los militares extranjeros que la visitaron; por eso se inventó el primer puente aéreo de la Historia, para pasar los primeros soldados desde Africa a Sevilla; por eso llevó a los rojos de carrera en pelo en carrera en pelo hasta Madrid, donde frenaron el avance las Brigadas Internacionales que el señor Martínez no menciona, acaso porque si admite que las Columnas del Sur estaban en cuadro después de Badajoz, Maqueda y Toledo, y se enfrentaban a toda la basura del mundo comunista, no podría achacar a Franco el error de no haber tomado Madrid rápidamente.
 
Claro, que resulta fácil comprender al señor Martínez -inútil escribir su segundo apellido-, cuando afirma que la República tenía que haber sido más defensiva, y que su mejor batalla fue la defensa de Valencia en 1938. Justo cuando las tropas nacionales cortaron en dos el territorio levantino de la República por Vinaroz. Si eso es lo mejor, apaga y vámonos, Jorgito.
 
Resulta superfluo, pero -para que quede constancia- aconsejo no gastar un céntimo en comprar el librejo, y menos aún perder un segundo el mirar la portada. Que don Jorge M. Reverte -que así se firma- engañe, si puede, a los que no se acuerden de que el escritor de verdad es Arturo Pérez-Reverte.
 
 

1 comentario:

Rafa España dijo...

Eso, eso mismo le pasó a mi padre cuando oyó por la radio que entrevistaban a un tal Çj5bax ^Lwch`8F REVERTE. que ha escrito un libro sobre la guerra civil española.
Este es otro como el Luis Cobos, el del chunda! chun! con el pelo de muñeca. Ademas, me parece que esta en el sindicato de la "Zeja". ¿No?

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