Que va a tomar los autobuses de la EMT madrileña con el beneplácito del señor Ruiz Gallardón, alcalde de esta desgraciada ciudad de Madrid.
El señor Ruiz Gallardón -eterno delfín pepero- es hombre tolerante; pero tolerante al modo de los cobardes; esto es, con el adversario. O, al menos, con el adversario de las gentes que le han votado y le han puesto en el sillón de regidor municipal.
El señor Ruiz Gallardón, respetuosísimo con la normativa sobre contaminación acústica a la hora de prohibir que Alternativa Española coloque una modesta megafonía, no lo es tanto cuando son los maricones los que revientan los tímpanos con sus gritos de loquita; antes bien, se la sufraga.
El señor Ruiz Gallardón -a quien más de una vez he llamado Gay-ardón por evidentes razones-, no parece pensar que deba ejercer ninguna iniciativa sobre la publicidad de un grupo de ateos y librepensadores, acaso porque él mismo es un librepensador -verso suelto se llamó, con patente modestia-, y cree que a los que creemos en Dios nos basta con la humildad evangélica y con poner la otra mejilla.
Olvídase el señor Ruiz Gallardón de que Dios es Dios para los cristianos; pero también Alá es Dios para los musulmanes. Pero lejos de mí cualquier intento de llamar la atención de los musulmanes sobre la blasfemia que también para ellos supone.
Por mi parte, no me asombra lo del señor Ruiz Gallardón, ni lo de los ateos. Gallardón es un cobarde, y los ateos unos gilipollas, como lo demuestra el hecho de hacer propaganda de lo que dicen que no existe. Si Dios no existe ¿para qué se molestan?
El problema es que ellos, los ateos -estos ateos de salón y pancarta- son los primeros creyentes; son tan creyentes, que saben que Dios les va a perdonar si se arrepienten llegada su hora.
En fin: que como no soy un manitas, aquí dejo -por si alguien lo quiere hacer en bonito- unas ideas para publicidad sobre las verdades de los ateos.
El señor Ruiz Gallardón -eterno delfín pepero- es hombre tolerante; pero tolerante al modo de los cobardes; esto es, con el adversario. O, al menos, con el adversario de las gentes que le han votado y le han puesto en el sillón de regidor municipal.
El señor Ruiz Gallardón, respetuosísimo con la normativa sobre contaminación acústica a la hora de prohibir que Alternativa Española coloque una modesta megafonía, no lo es tanto cuando son los maricones los que revientan los tímpanos con sus gritos de loquita; antes bien, se la sufraga.
El señor Ruiz Gallardón -a quien más de una vez he llamado Gay-ardón por evidentes razones-, no parece pensar que deba ejercer ninguna iniciativa sobre la publicidad de un grupo de ateos y librepensadores, acaso porque él mismo es un librepensador -verso suelto se llamó, con patente modestia-, y cree que a los que creemos en Dios nos basta con la humildad evangélica y con poner la otra mejilla.
Olvídase el señor Ruiz Gallardón de que Dios es Dios para los cristianos; pero también Alá es Dios para los musulmanes. Pero lejos de mí cualquier intento de llamar la atención de los musulmanes sobre la blasfemia que también para ellos supone.
Por mi parte, no me asombra lo del señor Ruiz Gallardón, ni lo de los ateos. Gallardón es un cobarde, y los ateos unos gilipollas, como lo demuestra el hecho de hacer propaganda de lo que dicen que no existe. Si Dios no existe ¿para qué se molestan?
El problema es que ellos, los ateos -estos ateos de salón y pancarta- son los primeros creyentes; son tan creyentes, que saben que Dios les va a perdonar si se arrepienten llegada su hora.
En fin: que como no soy un manitas, aquí dejo -por si alguien lo quiere hacer en bonito- unas ideas para publicidad sobre las verdades de los ateos.
2 comentarios:
Muy buena la de "Los ateos se pasan la vida preocupados por Dios".
Esa es su contradicción. Si Dios no existe (el ateismo es la negación total de su existencia), ¿para qué coño voy a estar sufragando una campaña publicitaria que plantea su existencia?.
Pues porque en el fondo, no son más que snobs exhibicionistas.
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