Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 15 de mayo de 2025

SOBRE UN CANALLA PREMIADO.

Dice la prensa que a un fulano llamado Eduardo Mendoza le han dado el premio Princesa de Asturias de las Letras 2025.

Como suele ocurrirme, no he tenido el disgusto de leer nada de este individuo, más allá de una entrevista a raíz de ganar el premio Planeta en 2010, y la mierda de panfleto -que algunos cabrones llamaron novela- por el cual se lo dieron: una cosa titulada Riña de gatos. Madrid 1936.

La cosa catalogada como novela si la leí, y la borré inmediatamente porque temía que la bilis, la envidia y la hideputez del presunto escritor se le contagiara a otras obras. (Evidentemente, modo ironía "on", no vaya a caer por aquí algún progresista a la moda diciendo que eso no es posible, porque a él se lo ha dicho Perico el de los Palotes o cualquier otro ababol).

La entrevista fue en Público, y el enlace ya no funciona, tal vez porque los rojillos no tengan clientela suficiente para permitirse un puto disco duro donde guardar sus porquerías, bien porque prefieran borrar sus huellas.

En cambio, lo que escribí a cuento de la entrevista al cuatezón de marras, multipremiado como corresponde en este basurero irracional antes llamado España, si lo tienen ustedes disponible aquí mismo, porque a continuación lo voy a transcribir, y también en el mismo sitio donde se publicó originalmente, porque yo no soy rojo, y por lo tanto no tengo nada que ocultar.


* * * * *

SOBRE UN EDUARDO MENDOZA.

lunes 18 de octubre de 2010 

Que dicen que es escritor, y hasta que ha ganado el premio Planeta con una cosa titulada Riña de gatos. Madrid 1936.

Nada extraño, si tenemos en cuenta el lamentable declive de esa editorial que fue un referente de señorío y ecuanimidad, convertida ahora en lo que a la vista queda, con su presidente en los tribunales acusado de facilitar un plagio de Camilo José Cela.

Este tal Eduardo Mendoza -que lo mismo podría ser un Juan Lanas o, más castizamente, un don nadie-, se permite decir -en entrevista que le hacen en Público- de José Antonio Primo de Rivera que era "alguien con un interés intelectual y humano tan escaso..."

Obviamente, el señor Mendoza es tonto. Es -más que tonto-, necio con máster, soplagaitas sumo, tontolaba engreído, cretino cum laude, necio máximo.

José Antonio fue el único intelectual que le dio a la Segunda República una legitimidad de origen de la que legalmente hubiera carecido sin él: la de que todo hecho revolucionario -en tanto que subversivo del orden constituido- genera su propia legitimidad. Fue -según Jordi Pujol, nada sospechoso según creo- el único político español que había entendido a Cataluña. Fue -dicho por sus oponentes en los tribunales- un brillante abogado. Fue un hombre que -sobre todo uno que se llame escritor tiene que saberlo- dejó páginas hermosísimas desde un punto de vista meramente literario.

Lo que ocurre, es que José Antonio fue un intelectual al que se le entendía; que tenía tal capacidad y tal cultura, que se hacía comprender por cualquiera, lo mismo los intelectuales encumbrados que los campesinos y obreros tan queridos por él. Acaso este señor tonto Mendoza piensa -es un decir, vaya- que un intelectual es el que hace el programa político del PSOE o del PP, esos montones de palabrería de los que nadie saca nada en claro. Y entonces -entonces sí- José Antonio le resultaría de poco interés, porque quien tiene un cerebro viciado de estereotipos es incapaz de valorar la claridad, el rigor intelectual, el pensamiento recto y firme.

En cuanto a lo humano, José Antonio fue -según sus enemigos- un hombre ecuánime y valiente. Defendió la memoria de su padre -cosa que suelen hacer los hijos cuando lo conocen-, de pensamiento, en las Cortes; y, cuando resultó necesario, de obra, abofeteando a un General en plena calle, o saltando sobre tres filas de escaños en el Congreso, para enzarzarse con el maledicente. Pero ello no fue obstáculo para que, cuando era de justicia, le ofreciera su mano al enemigo.

Evidentemente, José Antonio no tuvo el interés humano de una vida trufada de escándalos, porque mantuvo en la mas estricta privacidad lo que no concernía a la actividad pública. Si este cretino Mendoza considera el interés humano por el número de concubinas conocidas, o de escándalos de cuernos, o de trifulcas públicas, José Antonio no le puede llamar la atención.

Añade después el capón Mendoza: "Es un personaje que me parece interesantísimo, aunque todos los historiadores coinciden en apuntar que era un memo."

Pero, ¿tu sabes leer, necio Mendoza? Aquí, el único memo eres tu, ababol. Cualquier historiador será más o menos favorable, pero a ninguno en absoluto le ha parecido un memo. Al contrario: por muy enemigos ideológicos que sean, todos coinciden en resaltar lo fascinante del personaje. Incluso tú mismo lo confiesas, mamarracho: un personaje que me parece interesantísimo. Te contradices porque ni siquiera en tu condición de caracol -rastrero, baboso, hermafrodita y cornudo- puedes sustraerte a la realidad.

Y por último, lo que te define: "Lo único que hizo con acierto estratégico fue morirse a los 33 años."

Eso es, botarate Mendoza: se murió. ¿De gripe? ¿De infarto? ¿De tuberculosis, aún no erradicada por la Sanidad del Régimen de Franco?

Se murió. Y se queda tan ancho el hideputa, a ver si cuela y la gente se olvida de que fue fusilado -asesinado tras una farsa de juicio, mucho más ajeno a la legalidad que los que dicen que eran ilegales en el franquismo-, condenado sin prueba alguna por delitos que no pudo cometer porque llevaba preso -preso político- desde varios meses antes.

Ahí te retratas, mentecato. Se te nota la piel de zorra que, fracasada en el intento de alcanzar las uvas, se quiere convencer de que están verdes. Y aquí, lo único verde que hay eres tu.

Verde de envidia verde.



sábado, 3 de mayo de 2025

SOBRE LA DESIGUALDAD ANTE LOS MANIPULADORES.

Saltaba ayer la noticia de que en Alemania la Oficina Federal para la Protección de la Constitución clasifica al segundo partido -la auténtica oposición al Gobierno- como formación «extremista de derecha».

Ser de derecha, por lo visto, es malo en Alemania. Ser de lo que el Gobierno alemán considera  «extremista de derecha», claro está. La derecha blandita, componendera, damepanydimetonto y mediopensionista, sí está permitida. 

Esto, que no es nuevo en Alemania -como tampoco lo es en el resto de esta Europa prostituída y canalla, ni en el resto del mundo-, es el futuro que nos espera, y a la vista está cómo ya lo han implementado en varios países con éxito, al menos por ahora: en Francia, con el revoltijo de todos contra Le Pen; en la propia Alemania, todos contra AfD; en España, todos contra VOX -incluido el PP, que no encuentra otra forma de que los bolcheviques le den un rinconcito-, y probablemente alguno más que se me olvida, porque hace años que dejé de seguir la política internacional. Y la nacional, también, la verdad; no merece la pena, ya está todo dicho, y lo que queda por hacer no está en mi mano.

Y en estas aberraciones antidemocráticas; en ese deseo de impedir que la oposición acceda al Gobierno cuando los ciudadanos lo eligen; en esa corrupción de la libertad que suponen los "cordones sanitarios" que impiden higienizar la podredumbre de un sistema en el que sólo tienen derechos los señoritos del cortijo, los primeros culpables son los que desde sus medios de manipulación social le hacen el juego a los bolcheviques aunque griten que ellos son partidarios de la libertad.

Son partidarios de la libertad de enriquecerse con la manipulación de la verdad, con la mentira revestida de libertad de prensa, con la desvergüenza disfrazada de imparcialidad, con la desfachatez travestida de rigor histórico.

Por ejemplo: a principios de este año, todos los demócratas liberales del mundo condenaron el Holocausto en el campo de Auschwitz, "liberado" por los soviéticos el 27 de enero de 1945. Todos contra el Nacionalsocialismo derrotado. 

Tuve la curiosidad de buscar información sobre otro Holocausto, sobre un genocidio distinto del publicitado: el de Katyn. Encontré que -como no quedó nadie que lo sufriera y pudiera contarlo- se calcula que aquél asesinato en masa cometido por la URSS, aquél crimen de guerra perpetrado por los comunistas -según tradición- tuvo lugar a lo largo del mes de abril de 1940.



Y no se si he estado fuera de España sin saberlo; si he dormido un mes sin darme cuenta, si se me ha escapado la noticia en un despiste. Pero en todo el mes de abril, ningún periódico, ninguna radio de las que clamaban meses antes por Auschwitz, ha dicho media palabra.

Para los asesinados en Katyn ninguna prensa libre, ningún Gobierno "democrático" ha tenido tiempo.



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