Suele verse escrito el dicho -más o menos- como que la mujer del César no sólo debe ser honrada, sino que debe además parecerlo.
Esto es inexacto, y así me lo hizo saber un lector de La Nación con ocasión de haberlo escrito como antecede en un artículo. No se trata -decía mi comunicante- de un dicho aplicable a un César indeterminado, sino al propio Julio César que dio nombre al cargo. Y la historia -continuaba- sucedió cuando las habladurías comentaron que la mujer de Cayo Julio mantenía relaciones inadecuadas con un íntimo amigo de César. Este aseguró que confiaba plenamente en su mujer y en su amigo, y afirmó que las habladurías eran falsas. Después, se divorció de su mujer, aduciendo que no sólo debía ser honrada, sino parecerlo.
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