Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

lunes, 7 de noviembre de 2011

LA MARSELLESA BUFA (por Arturo Robsy).

Allá va: Formez vos bataillons, Marchons, marchons, vers la libertée. ¡aux armes citoyens! En España la cantaron -los que podían- los rojelios que sabían un poquito. Mi abuela, de Primo de Rivera, la cantaba, como tantos, por contagio, fregando los platos, porque sonaba bien y lo propagaban las radios rojas.

Lo recuerdo porque los ciudadanos no van a las armas, no forman sus batallones ni van a salir a ninguna parte en estos momentos. Pero no está claro -por mucho que opriman-, si son los rojos o los liberales los que se enfanguen en formar batallones.

Palabras míticas que siguen intentando usar las gentes de ideas flojas. No hay Marsellesa: no hay Internacional. No hay pobres de la tierra, y por la famélica legión ningún mundo se interesa. Me pregunto cómo Verdi lo musicaría. "Non pensiero..." Cuántas inutilidades en el pensamiento que se pueden expresar con una simple frase: Doscientos años, o menos, negando no sólo verdades sino el hecho de que los hombres podemos decidir antes que los bancos, empezando por los Médicis.

O sea, el gran cambio inasequible fue la larga marcha hasta aquí. Que nos mande el dinero.

Y luego estuvo Manhattan.

Ser Miser o misérrimos.

Y este que lo es no quiere volverse a creer que las verdades son palabras repetidas, cuando ve que las guerras aumentan, como la miseria y la verdad se disipa.

Arturo ROBSY

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