Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

sábado, 19 de marzo de 2011

SOBRE LA VUELTA AL PASADO.

Sabido es que los pueblos que olvidan su pasado están condenados a repetirlo, pero temo que este aserto sea demasiado difícil de comprender para los lectores de El Plural, los plumillas que lo engorrinan, los necios, los tontos y los sinvergüenzas. Para cretinos, idiotas y gilipollas, será mejor decirles que la vuelta al pasado que protagonizan no es sino el camino del burro en torno a la noria. Todo ello -avisado sea para almas sensibles, bienhablados y papelfumaderos-, en neto sentido académico.
Ese citado Plural, afirma que -a cuenta del sacrilegio cometido en la capilla de la Universidad Complutense hace unos días- se han efectuado cuatro detenciones para aplacar a los católicos.
Y se altera el periodiquillo -dentro de lo que pueda alterarse un marmolillo, mojón o, dicho técnicamente, bolardo- porque se han elevado voces recordando la Segunda República, la persecución religiosa y la quema de iglesias, entre las que cita al radical Pío Moa y a la cadena COPE.
Así pues, El Plural define las cuatro detenciones -con inmediata puesta en libertad- de dos cabrones y dos tiorras, que en porcentaje sobre el total de unos 70 significa bien poco. También me parece bien poco eso de que los detengan y los suelten tal cual, por un delito contra los Derechos Fundamentales que reconoce la Constitución, sobre todo teniendo en cuenta que a mí mismo -entre otros muchos camaradas que no es necesario nombrar- me detuvieron por pegar unos carteles en los que no había más delito que carecer de pie de imprenta, y que una veintena estuvimos en Comisaría cinco o seis horas.
Como suele ocurrir con los rojos, que parecen tener los cables cambiados de sitio porque para ellos no rigen las reglas de la lógica -o no tienen las sinapsis debidamente ajustadas- los guarros de Público se suman a la irracionalidad, y afirman que la Iglesia acorrala al laicismo en la universidad.
Esto -perdónese la frivolidad si la hay- es como lo que aquél pobre desgraciado al que asestaron setenta puñalas, y cuyo asesino se defendía en el juicio diciendo que el tenía un cuchillo en la mano, y de pronto el otro tropezó y se lo clavó. Y -añadía- así setenta veces.
Leyendo estas afirmaciones del peripatético, no parece sino que una procesión de católicos tridentinos sin graduación, monaguillos, curas y obispos, hayan asaltado las aulas, interrumpiendo las sesudas explicaciones de esos 150 profesores a que aluden, que han firmado -tal vez puesto la huella de la pezuña- contra la presencia de lugares de culto en la Universidad.
Sin embargo, la propia confesión exhibicionista de una de las tiorras a Público, explica muy bien su aventura, sus motivaciones y sus actos de los que no se arrepiente -declara- aunque si de haberlo colgado en Internet, que es que -esto lo digo yo- hay que ser gilipollas.
Sin embargo, lo que tanto el singular Plural como el peripatético Público ocultan, es que -informa Religión en Libertad- en los dos últimos meses se han producido profanaciones en tres iglesias: Santa Catalina, en Majadahonda, la capilla de la Complutense, y la iglesia Ascensión del Señor, situada en el número 105 de la Vía Carpetana.
Acaso para monolíticos y buscones callejeros esto no sea suficiente para temer que estemos volviendo a un pasado que nadie -salvo ellos-, desea. Tal vez dirán que son casualidades, que no es para tanto, y que no pasa nada, que somos muy tolerantes, y muy ciudadanamente educados. ¿Verdad que si?
Lástima que los mismos idiotas presuntamente universitarios, se hayan dedicado a explicarse muy bien como lo que son, y aquí tienen ustedes las pruebas gráficas -procedentes de Minuto Digital- que lo demuestran, y ahí está la firma UHP, segundorrepublicana y paleolítica.



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