Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 31 de marzo de 2009

SOBRE LA VICTORIA.

Porque resulta que, por mucho que le pese a don José Luís Rodríguez -el rojo, que se lo dice él, no yo-, a doña María Teresa Fernández de la Vega, a don Baltasar Garzón -el socialista, que se presentó a las elecciones por el PSOE-, y a tanto imbécil con máster y pedigrí, el primero de abril de 1939, cautivo y desarmado el Ejército Rojo -ellos se lo decían, no yo-, las tropas nacionales alcanzaron sus últimos objetivos militares y terminó la guerra.
Una guerra que -se pongan como se pongan los rojos, los tontos y los lameculos- no empezó Franco, ni siquiera Mola -el Director, bendito sea-, ni los falangistas, ni los requetés. La empezaron los socialistas en 1934. Y, por cierto, allá fué el abuelito de don José Luís a enderezar mineros.
Una guerra que fue tan tremenda, tan hororosa como todas las guerras, pero con el añadido de toda la inmundicia de los lupanares del ancho mundo que los comunistas mandaron a asesinar en España, en forma de Brigadas Internacionales. Los mismos Internacionales llamaron al comunista francés André Marty el carnicero de Albacete, sus razones tendrían.
Una guerra que -digan lo que digan los tontolabas certificados de la prensa amarilla- salvó al mundo del horror del comunismo; horror que todos los que lo han padecido conocen bien, aunque sigan sin poder contarlo porque el Gulag ahora se llama ostracismo.
Una guerra, en fin, que dió a España cuarenta años de paz, y que al cabo de 70 años redondos, el nieto de un derrotado quiere revivir a toda costa, a ver si consigue ganarla.
Todo es posible, y no parece que la sociedad española esté dispuesta a luchar por su existencia ni que -por tanto- merezca sobrevivir. Pero, por si acaso, y mientras no nos peguen cuatro tiros, ahí dejo ese toque de atención -que buena falta nos hace- y ese Himno Nacional en honor a los que ganaron la guerra e hicieron la paz.
Entre ellos, mi padre, ea. Que nunca presumió de ello ni le sirvió para nada material, pero que se sentiría traicionado si su hijo -esto es, yo mismo- no lo recordase así en tal día como hoy, en estos momentos en que todos los mandamases reniegan de sus padres, allá ellos.
¡Arriba España!

2 comentarios:

Rafa España dijo...

Quimera zetaperiana:

Parte oficial de legislatura, del secretariado general de Ferraz,correspondiente al día de hoy, 1º de Abril de 2009.
5º año triunfal.
En el día de hoy, acorralado y silenciado el movimiento nacional, han alcanzado las logias progresistas, sus últimos objetivos sociales. El plan, ha terminado.

Ferraz, 1º de Abril de 2009.
Año del desempléo.

El Zetaperísimo, ¡Blanco!

La última bandera. dijo...

Estan derribando toda la obra del Caudillo, paso a paso, cargandose la clase media, que el creó, cargandose los pilares del sistema de bieneastar, que por mucho que les joda tambíen fue el quien las puso...

En fin, dijeron que no pasariamos y vaya si pasamos.

Volvera a reir la primavera....

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