Cuenta ADN que el Ministerio de Sanidad va a enviar un millón de preservativos a África para contribuir a frenar la expansión del VIH-Sida y fomentar la prevención de esta infección.
Ello, justo después de que Su Santidad pusiera las cosas en su sitio, afirmando que la solución para el SIDA -y para tantas otras cosas, me permito añadir- es humanizar la sexualidad con nuevos modos de comportamientos.
Como la contribución de la Sanidad española a las cópulas estériles en Africa está aún pendiente de la convocatoria del pertinente concurso, no hay que ser un lince -de esos que el Gobierno protege más que a los niños- para deducir lo de la rabieta a que antes me refería. Exactamente lo mismo que la prensa amarilla; esto es, casi toda. Porque unos y otros -y sobre todo, otras- no tienen ideas al respecto pero, eso sí, atesoran fervientes antipatías. De manera que, diga lo que diga Su Santidad, siempre irán a la contra.
Deberían los consejeros del Papa, para que la prensa y el Gobierno español adopten una actitud lógica -o simplemente humana- aconsejar a Benedicto XVI que abogue por el folleteo libre, la cópula indiscriminada, el roce fijo discontínuo, y tantas otras fórmulas como los golfos y las casquivanas han puesto de moda. Viviríamos entonces una vuelta a la moralidad que casi podría convertir en decentes a las futuras generaciones.
Ello, justo después de que Su Santidad pusiera las cosas en su sitio, afirmando que la solución para el SIDA -y para tantas otras cosas, me permito añadir- es humanizar la sexualidad con nuevos modos de comportamientos.
Como la contribución de la Sanidad española a las cópulas estériles en Africa está aún pendiente de la convocatoria del pertinente concurso, no hay que ser un lince -de esos que el Gobierno protege más que a los niños- para deducir lo de la rabieta a que antes me refería. Exactamente lo mismo que la prensa amarilla; esto es, casi toda. Porque unos y otros -y sobre todo, otras- no tienen ideas al respecto pero, eso sí, atesoran fervientes antipatías. De manera que, diga lo que diga Su Santidad, siempre irán a la contra.
Deberían los consejeros del Papa, para que la prensa y el Gobierno español adopten una actitud lógica -o simplemente humana- aconsejar a Benedicto XVI que abogue por el folleteo libre, la cópula indiscriminada, el roce fijo discontínuo, y tantas otras fórmulas como los golfos y las casquivanas han puesto de moda. Viviríamos entonces una vuelta a la moralidad que casi podría convertir en decentes a las futuras generaciones.
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