Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

sábado, 10 de enero de 2009

SOBRE OTRO EXPEDIENTE A GARZON.

Que ya debe llevar unos cuantos, y sería bueno que algún amigo de la estadística hiciera recuento. De expedientes, y de sanciones, que no creo que vayan parejas, y no por la inocencia del puñetero, dicho sea en su primera acepción, ya que la Academia no cataloga el vocablo como lucidor de puñetas, y de la segunda no tengo noticia ni falta que me hace.
El caso es que al señor Garzón le han empapelado por dejar sueltos a unos narcotraficantes turcos, ya que al pobre se le pasó la fecha para prorrogar la prisión preventiva.
Hay que entenderlo: el pobre Garzoncillo estaba muy liado preguntando si era verdad que el Excelentísimo señor Don Francisco Franco Bahamonde, Generalísimo de los Ejércitos y Jefe del Estado, había fallecido, cosa que -como se sabe- se ha mantenido oculta.
Y apuesto a que el instructor lo entiende así. ¿Ustedes no?

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