Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

sábado, 15 de enero de 2011

SOBRE FELONES Y FELONÍAS.

Don Gaspar Zarrías, secretario de Estado de Cooperación Territorial, ha acusado -según El Plural- a José María Aznar de "felón y mercenario", por haber dicho que España está casi intervenida de hecho, y que un Estado con 17 instituciones "no es sostenible". En vista de ello, don Gaspar ha advertido que "no encontrará" al Gobierno "en volver a la España una, grande y libre".
Aquí hay mucha tela que cortar. Por una parte -la que más me importa- la declaración de que el señor Zarrías y el Gobierno del que forma parte no quieren que España sea Una, ni que sea Grande, ni que sea Libre. La prefieren rota, pequeña y sojuzgada, de lo que cabe deducir que no le molestaría mucho esa intevención de la UE cuya aviso critica en Aznar.
El hecho de que un Estado con 17 gobiernillos es insostenible debe producirle urticaria al señor Zarrrías, y es comprensible, porque de tener un Estado normal, serio, moderno, don Gaspar no tendría ubre a la que amorrarse.
Y, dada su bastedad cultural -con b-, que le lleva a decir que un felón "es alguien que no cree en nada", cuando la RAE nos dice claramente que es quien comete felonía -esto es deslealtad, traición, acción fea-, el señor Zarrías tendría cierta dificultad en trincar sueldo comparable al de secretario de Estado.
Por otra parte, no hay inconveniente en admitir que el señor Aznar sea un felón, pero en su correcta acepción. La misma que les resulta de exacta aplicación a los que no quieren la unidad, grandeza y libertad de su Patria, por ejemplo.

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