Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 6 de abril de 2010

SOBRE EL ESCUDO "FRANQUISTA" DE LOS REYES CATOLICOS.

Decía ayer Minuto Digital que los papanatas del Ayuntamiento de Cáceres -escudados por la Ley de memez histérica- han ordenado retirar un escudo de la Plaza de los Conquistadores, por considerarlo franquista.
Ocurre que, según el Instituto de Estudios Heráldicos y Genealógicos de Extremadura, el mencionado escudo era, claramente, el de los Reyes Católicos, que se diferencia en que uno de los cuarteles corresponde a Dos Sicilias, en lugar de a Navarra, amén de otras distinciones como la leyenda Una, Grande y Libre, y las columnas de Hércules.
Pues este escudo de Cáceres, que rendía homenaje a los extremeños que conquistaron América, ha pasado a algún perdido almacén municipal.
Cuenta Rafael García Serrano en su Bailando hasta la Cruz del Sur -hermosísimo relato de los viajes de la Sección Femenina por América- que en Argentina ocurrió lo siguiente:
«De pronto se destacó de un grupo un muchacho entusiasta que ignorando la región a que pertenecía un atavío, se lo preguntó a la linda joven que lo llevaba, y ésta respondió que era de Extremadura». -«¡Ah, la tierra de los chorizos!», dijo el chusco, no sin tono de sorna; y ella contestó con garbo: «y de los conquistadores». La propia protagonista, María Victoria Burgos, me confirmó la historieta.
Es de temer que ahora se han vuelto las tornas, y en esta Extremadura ya no salen a la luz los dioses, ni siquiera los Conquistadores. Sólo los chorizos -en su versión manufacturada- e innumerable cantidad de belloteros de toda clase.
Como los tocinos del nada excelentísimo ajuntamiento cacereño.

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