Como no tiene desperdicio y lo considero digno de mayor difusión, aquí lo copio para facilitar el acceso:
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He visto la entrevista que le ha hecho Iñaki Gabilondo a ese individuo, "el lute", con las ruinas de la carcel de Carabanchel al fondo.
Para los que no conozcan el asunto, por edad o por otras circunstancias, todo quedará en la terrible injusticia de un pobre hombre condenado a muerte por robar gallinas, al que no se le brindó una defensa justa y que, a pesar de todo, estudió la carrera de abogado y reanudó su vida de manera admirable y que no desea mas que culminarla viendose limpio de sus injustos antecedentes.
TRADUCCION: El lute es un sinverguenza, un criminal que busca notoriedad para poder seguir viviendo del cuento como siempre, ahora que la "telebasura" paga a cualquier indeseable.
Porque por si alguien no lo sabe, "ese tipo" robaba gallinas y también joyerias,y es responsable de la muerte de dos personas, por lo que fué condenado a muerte según las leyes vigentes en aquella época, aunque, es evidente que no se llevó a cabo la condena. Luego, su comportamiento, sus fugas, dilataron su permanencia en la carcel. Un "tandem" de inventores de "best sellers" creó el mito escribiendo una novela donde se le idealizaba y que se editó en casi todo el mundo. Aprendió a leer, es cierto, estudió derecho también es cierto, pero un poquito solo, aunque lo ha explotado cantidad. Ahora se le está acabando el chollo, por eso lo de su última historia. ¿Está claro, no?. Por cierto, es un maltratador de mujeres, está en su naturaleza, aunque si le preguntan por ese asunto puede hacerles llorar.¿Verdad Inaki?.
Espero, por la justicia, que no le sigamos el juego.
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Totalmente de acuerdo, amigo. Pero me parece que aquí la Justicia -esto es, la Justicia con mayúsculas, no ese circo que dirige el rojo Bermejo y los garzones y garzonazos- no le importa a nadie. Ni saben como se escribe.
En estas circunstancias, don Eleuterio -que ya fué muso de la llamada Transición- tenía que ser recuperado como imágen de un régimen copado por chorizos, mentirosos, sinvergüenzas y cobardes.
Y tontos. ¡Cuánto tonto, Señor!
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