Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 11 de diciembre de 2008

SOBRE EL CUELGUE DE FRAGA.

No el suyo personal, sino el que propugna para los nacionalistas, según informa la prensa.
Habría que ponderar colgándolos de algún sitio, ha dicho al ser preguntado si habría que ponderar el papel y el peso de los partidos nacionalistas. Y luego ha añadido -según entrecomilla El Mundo-, lo siguiente: El nacionalismo, por definición, es lo contrario a la defensa de España.
Ahora, espero que don Manuel Fraga haga el pertinente acto de contrición por no haber pensado, dicho y hecho lo que estuviera a su alcance, cuando fue Ministro de la Gobernación, y a los seis meses de la muerte de Franco prohibía una Misa en la Plaza de Oriente mientras dejaba al genocida Carrillo pasearse libremente -incluso sin peluca-, y se daba la mano y casi el pico con los Tarradellas, Pujoles, Garaicoecheas y demás individuos susceptibles -según su opinión actual- de ser colgados.
¡Cuánto hemos tardado en darnos cuenta, señor Fraga!

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