Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

sábado, 12 de septiembre de 2009

SOBRE LOS NO AJUSTES.

Porque -cuenta El Imparcial- según don Pepiño Blanco, lo que su Gobierno prepara con la subida de impuestos desde luego no va a repercutir en aquellas personas que son trabajadores, que son pensionistas, que no tienen grandes fortunas; a ellos no va a llegar el ajuste en nuestra política fiscal.
Claro, Pepiño, claro. La subida del impuesto especial de hidrocarburos -la gasolina y el gasoil, aclárase para socialistas- no afecta a los trabajadores.
La subida de los impuestos especiales del tabaco y los licores no afectan a los trabajadores.
La subida de todos -todos- los artículos que son transportados en camión, en furgoneta o en moto, si me apuran, no le afecta a los trabajadores.
Y, por ultimo, la subida del IVA no le afecta a los trabajadores.
Sólo a los ricos que fuman; beben -licores o agua envasada-; tienen coche, moto o ciclomotor; compran pan, patatas, chorizos o leches; consumen llamadas telefónicas -a la querida o a urgencias, que es llamada de lujo-; cogen al autobús, el metro -donde lo hay-, o el cercanías para solazarse, porque la gente no usa el transporte público por necesidad, sino por vicio.
Es lo que tiene el Estado socialista de don Pepiño y adláteres: que las subidas de impuestos no le afectan a los trabajadores, sino a los ricos y a los vagos. Así es que veo a don Pepiño hipotecando su ático de Villa Psoe para pagar impuestos solidarios.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero lo preocupante es que muchisima gente se lo cree. Antón

Herrgoldmundo dijo...

Creo que nuestros sociatas, anclados en sus retrógradas y ponzoñosas ideologías, siguen creyendo que el proletario de las Españas sigue siendo aquel pobre descamisado del 36 que no tenía coche, que no podía permitirse vacaciones ni excesos, tales como degustar un Rioja o un Ribera del Duero en una fiesta señalada.
El problema es que, de seguir por la senda marxista-bananera que han escogido, el proletariado de las Españas no tardará en semejarse al del 36 o, peor aún, al de la paupérrima Rusia de los zares.

Saludos y ¡Arriba España!

Anónimo dijo...

Me extraña a mi que quieran subir los impuestos a las rentas altas cuando ellos cobran un paston, y sabemos que no sueltan ni un solo centimo.

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