Porque una dama -vaya, disculpen, es un decir- que se firma Nataliya y se expresa en su blog -si bien brevemente, pues sólo ha escrito una entrada, la pobre, vaya esfuerzo intelectual- dice que estáis enfermos de odio, tíos, en comentario a mi entrada de hace casi un mes titulada SOBRE LA IMAGINACION, en la que ofrecía ideas imaginativas a don José Luis Rodríguez.
Se refiere a mis habituales y camaradas Antón, 27 puntos y soldadito valiente y -obvio- a mí mismo.
Lo que no entiendo es por qué habla de odio ajeno una señora -o señorita, o señorito, o señoroto- que lo único que ha publicado es una receta para que una princesa innominada adelgace, a base de insecticida, lejía, productos de limpieza varios, pis -¡ay, Nataliya, qué delicada!- y vodka del padre y prozac de la madre, lo que acaso para conocedores indique a qué princesa encomienda su ingenio.
¿Te parece odio, Nataliya, decir que para una economía verde hay que desmantelar las industrias? Pues díselo al señor Rodríguez, que está empeñado en cerrar centrales nucleares aunque los técnicos digan que cumplen los requisitos para seguir funcionando, y aunque en nuestro entorno europeo se esté volviendo a la energía nuclear precisamente por menos contaminante que la de orígen térmico.
¿Te parece odio, Nataliya, propugnar que se establezcan acuerdos que promuevan la industria nacional -perdón, estatal, autonómica, provincial, pueblerina, aldeana- del turismo, con iniciativas copulativas?. Pues díselo a don José Luis, que fue el que declaró que había firmado con Rusia acuerdos para follar.
¿Te parece mal que me cachondée con los impuestos especiales sobre los coitos y los cuernos? ¿O lo que te parece mal es que indique que deben pagar más los que forniquen menos, por su actitud insolidaria con los acuerdos firmados por don José Luís Rodríguez que cito en el anterior párrafo?
¿Te parece mal el pitorreo acerca de los pantanos y embalses que no se han construído desde hace más de treinta años, porque el último se inauguró en 1976, cuando la población española era de unos diez millones de personas menos? ¿Te molestan las obras públicas? Pues díselo a don José Luis, que ha elaborado el llamado plan E para arreglar cuatro cosejas aquí y allá, con gran alarde publicitario -¿quién será el afortunado empresario que fabrica los cartelones?- y obras tan imprescindibles como pistas de scalextric.
¿Te parece mal que sugiera traer agua en aviones desde Brasil? Vale, un poco exagerado; quizá sería mejor desde Venezuela, ya que somos tan amigos de don Hugo; pero de todas formas, díselo a Montilla, que la trajo en barco desde Francia el año pasado o el anterior, toma pasta gansa inútilmente gastada con tal de que los valencianos se mueran de sed y el Ebro siga perdiéndose en el mar, que es el morir.
¿Te parece mal que indique la conveniencia de fabricar -en China, para no contaminarnos aquí- cochecitos a pedales? ¿Te parece mal que seamos ecológicos? Pues díselo a don José Luis Rodríguez, que va a subvencionar generosamente coches eléctricos, que sólo podrán usar los que tengan garage en su propia casa -o sea, pobres no, gracias-, porque a ver quien coño se puede estar dos o tres horas anclado a un poste para recargar las baterías. Y a ver de donde sacamos la electricidad, si ya hemos quedado en cerrar las nucleares. Pues de Francia y Marruecos, que es lo que digo.
¿Te parece muestra de odio sugerir que se subvencione a gays, lesbianas, transexuales, neutros y otra fauna? Pues díselo a don José Luis Rodríguez, que bien se despacha en ello aunque piense suprimir el cheque-bebé.
¿O lo que te parece mal es que me postule como posible Ministro? Ya comprendo que acaso tu, Nataliya, tengas el mismo deseo, pero el mío es igualmente legítimo que el -presunto- tuyo, y que el de don José Luis Rodríguez, porque la Constitución nos abre a todos el derecho a ser elegibles salvo sentencia judicial en contra.
Y, con todo el odio que me adjudicas -a mí y a los amigos y camaradas que cito, y que no tienen más culpa que la de haber sido nombrados por mí- sigo en plena posesión de mis derechos civiles, porque ni he delinquido, ni padezco enfermedad mental que me prive de ellos.
Ay, Natalita, a ver si eres tu la que padece alguna enfermedad que le impide distinguir la ironía de la realidad, y en tal caso habría que tomar la entrada única de tu blog por una amenaza, en lugar de una broma.
¡Que pena, que con ese pseudónimo tan bonito -por cierto, yo firmo con mi nombre y apellidos- seas tan tonta!
Se refiere a mis habituales y camaradas Antón, 27 puntos y soldadito valiente y -obvio- a mí mismo.
Lo que no entiendo es por qué habla de odio ajeno una señora -o señorita, o señorito, o señoroto- que lo único que ha publicado es una receta para que una princesa innominada adelgace, a base de insecticida, lejía, productos de limpieza varios, pis -¡ay, Nataliya, qué delicada!- y vodka del padre y prozac de la madre, lo que acaso para conocedores indique a qué princesa encomienda su ingenio.
¿Te parece odio, Nataliya, decir que para una economía verde hay que desmantelar las industrias? Pues díselo al señor Rodríguez, que está empeñado en cerrar centrales nucleares aunque los técnicos digan que cumplen los requisitos para seguir funcionando, y aunque en nuestro entorno europeo se esté volviendo a la energía nuclear precisamente por menos contaminante que la de orígen térmico.
¿Te parece odio, Nataliya, propugnar que se establezcan acuerdos que promuevan la industria nacional -perdón, estatal, autonómica, provincial, pueblerina, aldeana- del turismo, con iniciativas copulativas?. Pues díselo a don José Luis, que fue el que declaró que había firmado con Rusia acuerdos para follar.
¿Te parece mal que me cachondée con los impuestos especiales sobre los coitos y los cuernos? ¿O lo que te parece mal es que indique que deben pagar más los que forniquen menos, por su actitud insolidaria con los acuerdos firmados por don José Luís Rodríguez que cito en el anterior párrafo?
¿Te parece mal el pitorreo acerca de los pantanos y embalses que no se han construído desde hace más de treinta años, porque el último se inauguró en 1976, cuando la población española era de unos diez millones de personas menos? ¿Te molestan las obras públicas? Pues díselo a don José Luis, que ha elaborado el llamado plan E para arreglar cuatro cosejas aquí y allá, con gran alarde publicitario -¿quién será el afortunado empresario que fabrica los cartelones?- y obras tan imprescindibles como pistas de scalextric.
¿Te parece mal que sugiera traer agua en aviones desde Brasil? Vale, un poco exagerado; quizá sería mejor desde Venezuela, ya que somos tan amigos de don Hugo; pero de todas formas, díselo a Montilla, que la trajo en barco desde Francia el año pasado o el anterior, toma pasta gansa inútilmente gastada con tal de que los valencianos se mueran de sed y el Ebro siga perdiéndose en el mar, que es el morir.
¿Te parece mal que indique la conveniencia de fabricar -en China, para no contaminarnos aquí- cochecitos a pedales? ¿Te parece mal que seamos ecológicos? Pues díselo a don José Luis Rodríguez, que va a subvencionar generosamente coches eléctricos, que sólo podrán usar los que tengan garage en su propia casa -o sea, pobres no, gracias-, porque a ver quien coño se puede estar dos o tres horas anclado a un poste para recargar las baterías. Y a ver de donde sacamos la electricidad, si ya hemos quedado en cerrar las nucleares. Pues de Francia y Marruecos, que es lo que digo.
¿Te parece muestra de odio sugerir que se subvencione a gays, lesbianas, transexuales, neutros y otra fauna? Pues díselo a don José Luis Rodríguez, que bien se despacha en ello aunque piense suprimir el cheque-bebé.
¿O lo que te parece mal es que me postule como posible Ministro? Ya comprendo que acaso tu, Nataliya, tengas el mismo deseo, pero el mío es igualmente legítimo que el -presunto- tuyo, y que el de don José Luis Rodríguez, porque la Constitución nos abre a todos el derecho a ser elegibles salvo sentencia judicial en contra.
Y, con todo el odio que me adjudicas -a mí y a los amigos y camaradas que cito, y que no tienen más culpa que la de haber sido nombrados por mí- sigo en plena posesión de mis derechos civiles, porque ni he delinquido, ni padezco enfermedad mental que me prive de ellos.
Ay, Natalita, a ver si eres tu la que padece alguna enfermedad que le impide distinguir la ironía de la realidad, y en tal caso habría que tomar la entrada única de tu blog por una amenaza, en lugar de una broma.
¡Que pena, que con ese pseudónimo tan bonito -por cierto, yo firmo con mi nombre y apellidos- seas tan tonta!
4 comentarios:
Muy buena critica camarada, pero ya sabes que de esa gente hay que pasar, aunque supongo que es que ya te habria cansado demasiado.
En el fondo del comentario (¿¡deposición!?) de este ser vivo, subyace el espíritu propio de la progresía imperante.
S E C T A R I S M O.
Saludos, Rafael.
¿ cuánto dices que cobra ?
Gracias, soldado_vikingo. Suelo pasar de esta gente, pero a veces me divierte polemizar. La vida es muy aburrida sin un tonto -tonta- a quien repartir ironía o tacos, y como ahora estoy de vacaciones, me faltan los zopencos de guardia de mi trabajo.
Creo, Rafa, que esto no es siquiera sectarismo. Es mimetismo y progrellez de pijitonta, porque la aludida no escribe mal, lo que elimina cualquier pedigrí socialista.
Temo que te equivocas, 27. Esta señora -señoro, señore, señori- que me -nos- acusa de odiar, debe ser de las que reparten amor por arrobas. En consecuencia, será gratuíta. Y aunque el nick parece promisorio, me da que debe ser mercancia averiada y de segunda mano.
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