Me llega una información, vía correo electrónico, que pueden ustedes ver en la
imagen.
No se si es cierto que en Canadá el Ministro de Salud es un
médico, el de Seguridad Nacional es un veterano de guerra, el de finanzas un
empresario de éxito, y así hasta completar el Gobierno. Si así fuera, me alegro
por ellos, y por la aplastante lógica de que en tal caso harían gala.
Con
lo que no puedo estar de acuerdo, es con el consejo final de que esto sería un
ejemplo a seguir. Porque enestepaís -que no es España ni por el forro- el
ejemplo lo seguiríamos a nuestro aire; esto es, al aire de los soplagaitas que
nos manejan. Y así, para hacer coincidir los ministerios con los más preparados
para ocuparlos, lo que haríamos sería cambiar el nombre de los
ministerios.
Tendríamos un Ministerio de Corrupción, con abundancia de
Secretarías de Estado y Direcciones Generales. A bote pronto, necesitaríamos
departamentos de Eres falsos, de financiaciones ilegales, de
tresporcientos, de nepotismo, de blanqueo de capitales, y otros muchos en
que ahora no caigo.
Por supuesto, sería imprescindible un Ministerio de
Parcialidad Judicial. Y otro de Defensa bolivariana -hasta tenemos ya un
presunto General para ocuparlo-; otro de antifascismo, con Secretaría de Estado
de Cordones Sanitarios. Uno más, fundamental, de Ultraizquierdas, con una
Dirección General de Antisistemas Sistematizados, y otra de Juventudes
Radikales.
Y, faltaría más, un Ministerio de Kultura -así, necesariamente
con K- con Secretarías de Estado de Subvenciones, Agitación,
Antifascismo y Sopa Boba.
Por último, el más significativo de los
Ministerios que pondríamos: el de Interior y Persecución Política.
Y todo
ello, con una Vicepresidencia de Verdad Histórica Absoluta. George Orwell sería
feliz. Y el rebaño memocrático, también.
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