La señora Carmena, lamentable alcalda de Madrid por nuestros merecimientos, que ha debido tener un ataque agudo de sinceridad porque ha declarado -véanlo en El País- que está meditando que los universitarios colaboren en la limpieza de la ciudad y se pongan a barrer la inmundicia de, por ejemplo, los botellones.
Dejando de lado que no es mala idea que los botelloneros limpien lo que engorrinan, lo que dice la señora Carmena es una confesión palmaria de que la educación universitaria española sólo vale para acabar en la basura.