Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 17 de marzo de 2009

SOBRE LA NUEVA CAMPAÑA ECLESIAL.


La presentada ayer por la Conferencia Episcopal Española, poniendo de relieve -con muy buen criterio-, que con la nueva Ley de aborto que va a perpetrar el Gobierno socialista, la vida humana está menos protegida que la de un lince. O águila, o buitre, o mariposa -insecto, aclaro- o cualquier clase de animal.
Perfecta campaña y perfecta argumentación, absolutamente ajustada a la verdad.
La duda que me cabe, es si no piensa la Conferencia Episcopal que los niños asesinados hasta ahora, con la Ley actualmente vigente, no merecían también la protección legal y -sobre todo- la preocupación de la jerarquía eclesiástica. Porque no puede uno dejar de pensar que, si los monseñores hubiesen levantado su voz hace unos años -cuando el PP gobernaba en mayoría, por ejemplo-, tal vez otro gallo hubiese cantado.

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