Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 24 de septiembre de 2015

SOBRE LA LIBERTAD DEL SEÑOR OBISPO.

El de Solsona, un fulano -con todas las letras- al que algún funcionario del Registro Civil despistado concedió indebidamente el derecho a usar el nombre de Xavier Novell.


Este señor obispo de la iglesia catalanista -de la Católica; esto es, universal, evidentemente no puede ser- afirma -léanlo en La Gaceta- que ha solicitado a los párrocos que hagan repicar las campanas porque "ha llegado el día de la libertad".

Pues bien, señor obispo catalanista: en uso de mi libertad -que nace del hecho de ser persona, y no de ser un cazurro aldeano como usted- le diré que es usted un sinvergüenza, un canalla, un traidor y piedra de escándalo de los católicos del mundo entero, porque las iglesias nacionales no existen mas que como herencia de la bragueta de Enrique VIII de Inglaterra.

Usted, señor Novell, no es un obispo católico- que equivale a Universal-, sino un paleto tan corto de miras como de cerebro, en el que no cabe más que el trozo de tierra donde pace, como buey manso. Usted es un mamarracho, un criminal y un imbecil.

Y esto, señor Novell, señor fiscal, sólo es mi día de la libertad para decirle a usted lo que me parece. Le mandaría a usted a tomar por culo, señor Novell, pero temo que le guste, así es que no lo haré.

Lo que si me gustaría, es saber qué tiene que decir el -como se define a sí mismo- Obispo de Roma, no sea que al final tenga yo que volver a decir algo sobre el cura Paco.

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