Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

sábado, 21 de marzo de 2015

SOBRE LAS CUESTIONES MORALES DE DOÑA CRISTINA CIFUENTES.

Señora Delegada del Gobierno en Madrid y candidata a presidir esta Comunidad Autónoma por el PP que, en declaraciones en la COPE ha dicho -más o menos- que el aborto es una cuestión moral de cada uno.

Partiendo del hecho científico -nada de moral ni de religión, sino pura ciencia- de que el feto tiene características genéticas únicas e irrepetibles desde el momento de la concepción, doña Cristina está afirmando que lo del asesinato es una cuestión de la moral de cada uno.

De forma que -como los tontos se repiten interminablemente- me veo en la obligación de responder lo que acostumbro: que aprueben una Ley declarando que es un derecho de cualquier ciudadano el de pegarle dos bofetadas a los Presidentes del Gobierno, y dejen a mi moral particular la elección de ejercitarme con don Mariano.

SOBRE UN BOTARATE SOCIATA EN ZAMORA.

Botarate que resulta ser alcalde de Puebla de Sanabria (Zamora) y senador del PSOE, y dicen que se llama José Fernández Blanco.

Este mamarracho no ha tenido mejor ocurrencia que decir lo siguiente, según La Gaceta: "Tenemos muy claro para qué estamos aquí, para que ustedes no nos pongan en el paredón, no nos peguen dos tiros y no nos echen de la provincia", refiriéndose a la presencia de su partido en las elecciones municipales que se nos están cayendo encima.

Este mamarracho sociata es uno de esos tontos que, en un concurso de tontos, quedaría segundo. Por tonto. Tan tonto, como para hablar de paredones y de tiros poniéndose de víctima, cuando todo el mundo -incluso él- sabe que fueron los suyos quienes pusieron en paredones y pegaron dos tiros -a los que tuvieron suerte; a los que no, los torturaron de todas las formas imaginables- a la gente de derechas que pudieron pillar.

A los falangistas y requetés también, por supuesto; pero menos, porque estos no se dejaban coger así como así, y ya procuraban llevarse puestos a unos cuantos asesinos socialistas.

O quizá este memo alcalde de Puebla de Sanabria y senador del PSOE sea uno de esos capullos -no se me altere, señor fiscal, lo digo por el emblema del partido- que, por no tener idea de Historia ni de nada, se creyó las memeces del psicópata Zapatero.

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