Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

lunes, 25 de abril de 2011

SOBRE LOS CULPABLES.

Los culpables del terrorismo etarras que -dice El Imparcial- en opinión de los asesinos son Francia y España, según un comunicado de ETA.

Para los criminales, hechos como los acaecidos el 9 de abril en Creuse (Francia) en los que un gendarme resultó herido, ocurren contra su voluntad, y los responsables son los Gobiernos que se dedican a "hostigar, detener, torturar y encarcelar a ciudadanos vascos".

Evidentemente, ellos -los etarras, los asesinos, los rojoseparatistas, los criminales, los cabrones- son pacíficos -por eso guardan una tonelada y media de explosivos-; son respetuosos con la Ley -por eso disponen de carnets falsificados del Ejército y de la policía autónoma vasca-; son fieles a su palabra -por ello, sigue la guerrilla urbana-; y son honrados a carta cabal, de ahí que sigan extorsionando a quien se le pone por medio.

Ni que decir tiene que todo ello no se ve debidamente recompensando por el Gobierno francés, que aplica las leyes vigentes en su Estado, cosa que suelen hacer todos los Gobiernos normales; y tampoco se ve debidamente recomensado por el Gobierno español, que únicamente ofrece bagatelas, tales como anular la condena del terrorista Otegui; reducir las sanciones a los presos etarras; pedir desde la fiscalía la libertad de los etarras, o trasladarlos cerca de casita; subvencionar al sindicato filoterrorista LAB; permitirles dar conferencias; o, ya puestos, ofrecer la entrega de Navarra a los separatistas antediluvianos.

Y lo más curioso, es que los terroristas tienen razón: lo que tendrían que hacer los Gobiernos de Francia y de España -caso de que exista-, es dejar de molestar a los etarras; permitirles asesinar, robar, atracar, extorsionar libremente, para que no tuvieran motivo de queja.

Y hacer lo mismo -no molestar- con quienes no estuvieran de acuerdo en que ETA asesine, robe, extorsione, ocupe parte del territorio nacional y se anexione Navarra.

Y a quien Dios se la de, San Pedro se la bendiga.

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