Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

viernes, 1 de octubre de 2010

SOBRE BARRERAS SONORAS.

Que ha sido rota (la convocatoria "rompió la barrera del sonido"), por la huelga general, en opinión de don Cándido Méndez, ugetero mayor del reino, según dice Público. Y se explaya -ufano como sólo puede estarlo un tonto- de haber logrado una participación del setenta por ciento.
Menos mal que confiesa que los piquetes son uno de los elementos fundamentales del ejercicio de la huelga, y se ha mostrado satisfecho con el comportamiento de los piquetes y de los trabajadores. Lo que le ha parecido mal, es el despliegue inusitado de la Policía.
O sea: que don Cándido está muy satisfecho con que sus matones se junten por centenas para agredir y privar de sus derechos constitucionales a UN trabajador en EADS-CASA de Getafe (Madrid), y que a consecuencia de la intervención policial para hacer valer el derecho al trabajo, los matones ugeteros la emprendan contra la policía -cinco agentes heridos-, secuestren a dos, y sus compñaeros tengan que disparar al aire para rescatarlos, según informó la Delegación del Gobierno y recoge El Imparcial.
Por su parte, El País dice que eran doscientos los piqueteros que sufrieron empujones de una persona que quería ejercer su derecho a trabajar, y un comisionista llamado Carlos Gordo se encocora recordando que había casi cuarenta antidisturbios, qué horror, para sólo doscientos energúmenos sindicateros; y que la policía les amenazó con reventar cabezas: Reventamos 27 o 30 cabezas, si hace falta, precisa el señor Gordo, que ya es afinar en el número.
Y un tal Antonio Martín Jurado -miembro de la ejecutiva de CCOO de la empresa- lo justifica explicando que un hombre atacó al piquete blandiendo un portafolios. Entonces, la policía cargó con la intención de hacer daño. Nos refugiamos en la empresa, nos persiguieron como unos 25 metros. Hubo ocho disparos al aire. Hemos recogido ocho casquillos.
¡Menudo bárbaro, agredir con un portafolios a doscientas sumisas florecillas ugetarras y comisionistas!. Así se explica todo, si es que estos fascistas son unos provocadores y emplean armamento pesado contra el pueblo fiel de crucerobalticistas y villamagnacomilones, y pasa lo que pasa: que los pobres tienen que recoger casquillos de bala del suelo, alterando la escena de un altercado y sustrayendo posibles pruebas a la policía científica.
En otro orden de cosas, me gustaría que Méndez o Tocho me explicaran cómo es posible que se hayan reunido -según dicen ellos- medio millón de manifestantes en Madrid, si ha habido un 70% de huelguistas en el transporte público. Porque las dos cosas -medio millón y paro en transporte- no son compatibles, salvo que comisionistas y ugetarras tengan dispensa municipal para estacionar los coches particulares donde les salga de las pancartas.
Y todo esto, para romper la barrera del sonido huelguística, según el Homo Villamagnensis, tan parecido, por otra parte, al Heidelbergensis, y que alguien haga el favor de explicarle a don Cándido que le estoy llamando paleolítico.
Y además, que me he reído mucho. Pero eso iba por descontado.

Publicidad: