Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 27 de septiembre de 2012

SOBRE LOS COMENTARIOS A LO DE AYER.

Iba a responder a los comentarios recibidos a la entrada de ayer en el rinconcito adecuado, pero puesto a escribir se me ha ido de las manos y me ha salido un mamotreto considerable. Es lo que tiene Internet, que ningún director te ordena moderación porque no hay espacio. Así es que vean los comentarios, y aquí les dejo mi perorata:

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Maite C dijo...

Buenísimo artículo, veraz como la vida misma. Doy fe de ello pues ví en directo el programa.

El saber callar en los momentos adecuados desde que se incorporó a Intereconomía, le ha servido a Eduardo García Serrano ir escalando posiciones dentro del grupo, hasta ser nombrado hoy director de La Gaceta.

Un abrazo.

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Old Nick dijo...

¡OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOLÉEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!
¡LAS DOS OREJAS Y EL RABO "MAEZTRO"!
Un Cordial Saludo
y
¡¡RIAU RIAU!!

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Carlos Fernández Ocón dijo...

Jeje, no me extraña el entusiasmo que me precede. Joé Rafael, ¡si yo supiera poner así mis ideas en el papel...!.

Merece mucho comentario esto tuyo de hoy, espero que vengan otros mejores y lo hagan, yo, en cambio, te haré un poco la puñeta:

¡Me encanta lo del 25S!. Me encanta que los imbéciles violentos hayan sido unos pocos (en comparación), me encanta que apenas hubiera banderas y monsergas (quizá solo esa que has encontrado), me encantan los llamamientos que están haciendo (en Facebook, claro) contra ambas cosas, violencias y pancartismo. Me encanta que pretendan continuar...

Si siguen en este plan, soy capaz de coger un avión pa Madrid (cargado de Lorazepam, pues antes me gustaba volar pero ahora me da yuyu).

Bueno, ya hablaremos. Gracias por el muy buen rato que me has hecho pasar y por no resbalar nunca a la hora de razonar lo que haga falta.

Un abrazo

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Euclides dijo...

Estupenda entrada, de acuerdo en todo lo que dices. Da gusto leerte. Saludos cordiales.

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Mil gracias, amigos. Tanto más, cuanto no creo merecer los elogios que me hacéis.

Bien es cierto que esta entrada me salió del tirón, sin pensarla, como si me la dictasen al oído, y cuando eso ocurre es porque la adrenalina ensancha las entendederas y todo sale mejor.

A mi, Carlos, no me molesta la manifestación, concentración o lo que sea en torno al Congreso, quizá porque el Congreso no me importa nada, y no digo que "no me representa" desde hace año y medio, sino desde hace más de 30.

Sin embargo, si me molesta que sea algo puramente lúdico, sin propuestas serias, sin intenciones serias, sin más deseo que armar bulla.

Para mi, esas banderas de la Segunda República, de no se qué fantasmal separatismo castellano -hay que tocarse las narices-, y de la extinta URSS definen el cotarro. Y no había una sola bandera republicana -de la segunda-, sino varias. Cierto que no muchas, al menos en el plano no demasiado abierto que ofrecía Intereconomía. Pero si hubiera intenciones serias, propuestas serias, preocupación seria, antes de insultar a la Policía habrían expulsado a los cretinos.

Si lo que buscan -por los símbolos presentes y tolerados- es una vuelta a la República de los "tiros a la barriga" azañistas, de las chekas socialistas y comunistas y anarquistas y liberal republicanas; si lo que pretenden es la ruptura de España, para ese viaje no necesitamos alforjas y ya tenemos a los Llamazares, Cayos y demás fauna soviética, uno de los cuales salió a saludar a la afición sin ser apedreado, ni abucheado, ni insultado. ¿Habrían recibido con, al menos, educada indiferencia, a un diputado del PP? Pues ahí está la orientación.

En fin: que el Congreso no me representa pero estos niñatos o abuelitos cebolleta de padrecito Stalin en los altares de la gilipollez, tampoco.

Y el Congreso no me representa -dicho sea para vestales de la memocracia reinante- por la sencilla razón de que los que ocupan esa casa me han impedido ejercer mi derecho al voto, puesto que han prohibido que se presenten a las elecciones los partidos a los que podría votar. Argumento que me parece suficientemente claro como para que los señores Arias y Casado, mentados ayer, se la vayan envainando.

Entre la partitocracia cleptocrática que nos hunde y la progrecutrez de niñatos que no saben lo que quieren, pero lo quieren ya, otra España es posible. La España de la gente de bien, de la gente honrada, de la gente trabajadora; de los estudiantes que estudian y los profesores que enseñan; de los empresarios que dan trabajo en condiciones dignas, y de los trabajadores que defienden los intereses de la empresa; de los políticos que miran por el interés común, y de los Ejércitos que no se ven en la disyuntiva de volver armas contra los presuntos representantes del pueblo o romper el juramento que esos mismos representantes les exigieron. La España donde todos vayamos en el mismo sentido de progreso para todos, y nadie se apropie de su cortijo, ni con amenazas ni con llantinas.

Otra España es posible. La España donde cada cual vote a su opción política, si; pero donde también elija a sus representantes en el ámbito de la empresa y del municipio y de la familia, que a fin de cuentas en donde todos nos desarrollamos y pasamos nuestra vida, porque el partido político es un ente artificial y superpuesto, pero todos nacemos de una familia, todos vivimos en un municipio y todos trabajamos -o deberíamos hacerlo- en una empresa, un negocio, una tierra de labor.

Otra España es posible, y lo se porque ya ha existido. Con sus defectos, como toda obra humana. Pero compárenme esa otra España con su teoría, y de la hoy con la suya, y a ver cual sale ganando.

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