La Humanidad es realmente monótona, así es que ya estamos de nuevo -como cada año por estas fechas, que tampoco hay que ser un lince- metidos en el vórtice del consumismo, y en el vértigo de la bondad por decreto del calendario.
Y como un servidor -a fuer de relativamente humano- es tan monótono como cualquier otro, no quiero dejar pasar la ocasión de repetir -monotonía al fin- lo mismo de todos los años.
Así pues, deseo una Feliz Navidad a quienes saben, entienden y sienten que nos nace Dios. Una Feliz Navidad a quienes están contra el asesinato, venga de donde venga y lo auspicien los pactos que lo auspicien y las leyes de quien sea que las apruebe. Los que están contra el asesinato de nonatos, lo permita Zapatero o González, o Rajoy enganchándose a cualquiera de esos dos carros de genocidas.
Feliz Navidad a los amigos de allende el oceano y las frotneras. Y Feliz Navidad a los españoles. Así, ni más, ni menos. Cada uno ya sabe de sobra si es español, si se siente español, si cree en España, si ama a España, si está dispuesto a derramar hasta la última gota de su sangre -fórmula de viejo juramento- por España.
Para los españoles que no son españoles sobre todo lo humano, ni felicidades, ni buenos deseos, ni leches. ¡Que les vayan dando, y ya pueden dar gracias de encontrarme en una etapa particularmente comedida!