Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 22 de junio de 2010

SOBRE LOS DELITOS CONTRA EL PATRIMONIO HISTORICO.

Que es el que la Policía ha imputado al energúmeno que el pasado domingo le arrancó un brazo a la imágen de Jesús del Gran Poder, en Sevilla.
Espero que la Justicia actúe como corresponde, en vista de que -dice El País- "el suceso ha causado un gran dolor a miles de sevillanos, ya que se trata de una imagen muy venerada en la ciudad" y de que "su valor artístico es enorme."
El País cae en un error conceptual, y es que lo que se venera no es "la imágen", sino lo que representa; pero estas distinciones son demasiado sutiles para gentes que acostumbran adorar ídolos y hasta crearlos para que los adoren los pijoprogres.
Espero, igualmente, que la Policía tome las cartas que correspondan en el asunto, e impute a los irresponsables de Patrimonio Nacional por el mismo delito con respecto al Valle de los Caídos, obra artística también de enorme valor, cuyas esculturas de Juan de Ávalos están siendo troceadas, y cuyo abandono y deterioro -pese a las suculentas ganancias que le ha generado al referido Patrimonio Nacional la multitud de visitas- causa un gran dolor a millones de españoles.

SOBRE LOS RICOS ESPAÑOLES.

Porque, señores, los españoles somos ricos, riquísimos, la repera de ricos.
Según comenta Público -al borde del éxtasis, por eso lo selecciono como fuente entre todos los digitales- la oficina estadística de la UE, Eurostat, dice que el PIB de la economía española por habitante se situó en el 103% de la media europea; duodécimo puesto, por encima de Italia, lo que es el acabose, ahí es nada, vaya gol de la championlíg de Zapatero a Berlusconi.
Como la estadística es muy suya, esto significa que en España hay tantos ricos, riquísimos, ricachones perdidos, millonarios a espuertas, como para compensar la media con los incontables mileuristas y con los cinco millones de parados oficiales, y los seis o siete reales.
Y esto, que es evidente para quien sepa cómo se halla la media aritmética -acaso ahí está el problema, en que ya quedamos pocos que lo sepamos- supone que los ricos son cada vez más ricos. Pero para los que escriben sus comentarios a las noticias en Público, esto es una buena noticia y les lleva, no ya al éxtasis, sino a un autentico trance de satisfacción.
Es lo que tiene ser infrarrojo y analfabeto.

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