Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

sábado, 31 de julio de 2010

SOBRE EL VIAJECITO JUDICIAL.

Cuenta El Mundo que el juez Pedraz ha ordenado busca y captura e ingreso en prisión para los tres militares estadounidenses sospechosos de la muerte de José Couso, el cámara de televisión que resultó muerto en Iraq en 2003.
Ni que decir tiene el pánico que se ha adueñado del ejército estadounidense, el miedo que amenaza oxidar las cadenas de sus tanques, el agarrotamiento de sus armas automáticas, el trepidar desbocado del motor de sus vehículos de transporte.
Ni que decir tiene, también, que el señor juez Pedraz ha solicitado autorización al Consejo General del Poder Judicial para darse un garbeo por Irak entre Octubre y Noviembre, a fin de inspeccionar en persona el lugar de los hechos. Porque es evidente que habrá quedado tal cual, sin tocar un ladrillo ni una mota de polvo durante estos siete años, para que los jueces españoles puedan verlo. Lo mismo que quedaron los trenes del 11-M en Madrid.
Y, por supuesto, casi es innecesario añadir que los periodistas que fueron testigos de los hechos se han mostrado dispuestos a acompañar al juez, ¡faltaría más!.

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