Que ya los habituales saben que es Arturo Robsy, pero lo digo por si alguien cae en este diario por casualidad.
Arturo se marchó a los luceros hace ya cinco años. Poco antes -menos de dos meses antes, por concretar- me había advertido, con motivo del fallecimiento de mi madre, que ya estábamos los dos en primera línea para la muerte. La suya fue un mazazo que me privó del camarada, del amigo y del maestro.
Quien guste podrá leer mañana, Dios mediante, mi recuerdo a Arturo en El Correo de Madrid. Quien quiera, además, conocer mejor a mi camarada Arturo y su generosidad de hombre de bien y señor falangista, puede acudir a este mismo diario siguiendo los siguientes enlaces: