Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

lunes, 28 de marzo de 2011

SOBRE LA "PROCESION" ATEA.

Que -informa Religión en Libertad- prepara en Madrid una recua de asociaciones feministas y ateas para la mismísima Semana Santa, con -dice- un recorrido muy próximo al de los auténticos pasos.

Me niego a escribir los nombres con que los autodenominados librepensadores han denominado a sus pasos. Quien tenga curiosidad, que visite el enlace.

Esto demuestra -una vez más, que estos tocapelotas, como el algodón del anuncio, no engañan- que no se trata de librepensadores, o de hembristas; se trata de anticlericales y de anticatólicos. No se trata de ateos, sino de herejes, porque no es que ignoren la religión y se mantengan al márgen, sino que creen fervientemente en la antireligión.

Tampoco se trata de librepensadores que van a su aire y hacen lo que les da la gana sin preocuparse de la religión; son creyentes fervorosos de los tópicos decimonónicos, de los estereotipos antediluvianos de los viejos verdes, que se hacían liberales para poder irse al cabaré y echarse querindongas presumiendo de modernos.

La muestra final de mi aserto es la participación en la antidemocrática movida anticatólica del payaso Leo Bassi, ese pequeño cabrón que nunca habría salido de un circo de cuarta categoría si no se hubiera dedicado a escandalizar esnobs.

La pregunta que queda es la siguiente: ¿no hay nadie con lo que hace falta que organice una marcha -de paralelo recorrido y parejas intenciones- bajo la advocación de la Reverenda Estaca, del estamos hasta el pirigurcito de la boina de la Luna o, más sencillamente, de Sanseacabó.?

SOBRE LOS APOYOS DE ZAPATERO.

Cuando los socialistas andan a la greña, buscando acomodo y arrimo que les salve del naufragio en las cercanías de un posible sucesor, y con veinte ojos para no equivocarse de posible caballo ganador -Rubalcaba, Chacón, Blanco...-, van los grandes empresarios y le piden a Rodríguez -según El Plural- que se quede. Cuando los analistas de economía -nacionales y extranjeros-, aseguran que Zapatero ya no es capaz de generar confianza, y que por mucho bueno que -por casualidad- hiciera, no serviría de nada porque no tiene credibilidad alguna, van los grandes empresarios y le ruegan que no se vaya. Cuando los parados siguen aumentando -poco, claro, porque ya no hay muchos que se puedan quedar en paro-; cuando se congelan las pensiones, se aumenta la edad de jubilación y el número de años cotizado para poder jubilarse; cuando se recortan todos los derechos sociales, van los grandes empresarios y afirman que "hay que seguir con este presidente reformista". ¿No parece obvio quien se beneficia de la presidencia de Rodríguez? ¿No es patente que los que están contentos con la política zapateril son los grandes empresarios? ¿No parece evidente quien apoya al PSOE? ¿No está claro quien manda aquí, quien controla a los partidos y quien se regocija gane quien gane las elecciones? Pues aún más claro: según El País, el 78% de los españoles está disconforme con el Gobierno y con la oposición, y no desea tanto el relevo del actual Gobierno por la actual oposición, sino, más bien, el relevo de ambos por otro tipo de estilo de gobernar. Bienvenidos, 78% de los encuestados, a la razón, a la verdad, y a la luz. Y no es por decir que ya lo avisamos, pero... es que llevamos 35 años avisándolo, coño.

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