Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

sábado, 13 de noviembre de 2010

SOBRE UNOS HEROICOS CEPORROS SALMANTINOS.

Los que -lo contaba hace un par de días Minuto Digital- han lanzado huevos rellenos de pintura contra el medallón con la efigie del Caudillo que hay en la Plaza Mayor de Salamanca, y contra el escudo de los Reyes Católicos del Museo de Salamanca.
El de este último -el escudo- suponen unos llamados medios locales que sería por confusión, pensando que era un escudo franquista.
No creo en la confusión, sino en la oceánica ignorancia, en la monumental incultura, en la prodigiosa estupidez y, acaso, en la litrona y el porro, consustanciales con la gentuza mugrienta que hace estas heroicidades.
Por cierto, tampoco es descartable el muy probable complejo que debe desarrollar un disminuído que tarda treinta y cinco años en conseguir tener huevos.

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