Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 22 de febrero de 2018

SOBRE LOS PRESOS POLÍTICOS.

Los que llama de tal forma un tal Santiago Sierra, del que dicen los mas tontos del lugar que es un artista que ha expuesto una mierda en la feria ARCO.

Para presos políticos -por si el señor, o lo que sea, Sierra- quiere continuar sus mamarrachadas, le ofrezco algunas ideas, que aquí abajo expongo:

José Antonio Primo de Rivera y Sáenz de Heredia. 

Ramiro Ledesma Ramos.

Julio Ruiz de Alda Miqueleiz.
Fernando Primo de Rivera y Sáenz de Heredia. 


Todos ellos miembros de Falange Española de las JONS, detenidos y encarcelados antes de la sublevación del 17 de Julio de 1936 por sus ideas políticas, y asesinados en diferentes lugares.

Por supuesto, señor fiscal, don Santiago Sierra no es un malnacido; don Santiago Sierra no es un canalla; don Santiago Sierra no es un cervantino hideputa. Don Santiago Sierra ni siquiera es un cabrón con pintas.

Don Santiago Sierra es, lisa y llanamente, un gilipollas. Eso si, cum laude.


lunes, 19 de febrero de 2018

SOBRE LA SENTENCIA.

La sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Terroristas, sito en Estrasburgo.

Esta sentencia, como ya ustedes sabrán, determina que los etarras Portu y Sarasola, condenados por el atentado de la T4 de Barajas en el que murieron Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio, resultaron heridas varias personas y se produjeron daños materiales considerables, fueron tratados de forma inhumana y degradante durante su detención.

La detención, todo sea dicho, se produjo a mano, porque España es diferente y aquí todavía no se usan las técnicas que emplean las policías de todos los países civilizados, consistentes en detener a los delincuentes con el menor riesgo posible para los policías, y emplear para ello todas las ventajas que proporciona la maquinaria. Aclarando, que es gerundio: que los Guardias Civiles que detuvieron a los asesinos etarras tuvieron que pegarse con ellos hasta reducirlos, en vez de emplear los métodos típicos de otras fuerzas de seguridad -Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Alemania...- y pegarle dos tiros al delincuente que huye, cosa que ahorra tiempo, dinero y esfuerzos.

A consecuencia de la detención a mano, los etarras sufrieron golpes, contusiones y probablemente alguna colleja, y -según su costumbre- acusaron de torturas a la Guardia Civil. Y ahora el referido Tribunal Europeo de Derechos Terroristas, condena a España a soltarles a los asesinos 50.000 euros, como indemnización.

Y el Gobierno de esto que antes se llamaba España, dice que si, que bueno; que acepta la sentencia, que la toma por buena y que no va a recurrirla, salvo para pedir que los 50.000 euros no haya que dárselos en mano, sino detraerlos de la indemnización que los asesinos deben pagar a sus víctimas... algún día.

Por lo demás, al señor Ministro de Justicia, al señor Ministro del Interior, y al señor Presidente del Gobierno -que es el que manda, o debe hacerlo- la parece bien que el Tribunal Europeo de Derechos Terroristas condene a la Guardia Civil por trato inhumano y degradante. Supongo que la próxima vez que un guardia civil vea a un delincuente, le dirá alto en voz baja y mirará hacia otro lado, en vista de cómo le defienden sus mandos políticos. Y nadie -al menos, no yo- se lo podrá echar en cara.

En otro orden de cosas -y como ya nos conocemos el paño y sabemos la poquita imaginación que tienen nuestros políticos-, creo que ni a don Mariano Rajoy ni a ninguno de sus Ministros se les habrá ocurrido responder con algo de humor y un poquito de chulería. 

Por ejemplo, denunciando por prevaricación a los señores jueces del Tribunal Europeo de Derechos Terroristas de Estrasburgo. Porque está claro que, o son gilipollas, o han dictado una sentencia contraria a derecho, y que lo saben. 



viernes, 9 de febrero de 2018

SOBRE LA LENGUAJA DE DOÑA IRENA MONTERA.

Doña Irena Montera, diputada -nunca mejor dicho- de unidas podemas, o de cualquiera otra cosa que se le pueda ocurrir. U ocurrira.

Ya decía mi camarada Eloy, en su artículo de ayer, que antes se coge a una gilipollas o a un "gilipollos" que a una coja o un cojo, lo cual pone en su sitio a doña Irena. O en su sitia.

El caso es que la modernidad y la progresía lleva demasiados años expresándose a través de la gilipollez -o gilipolleza- de demasiados idiotas -o demasiadas idiotos, o demasiades idiotes-, que de la incultura y la ceporrez -o ceporreza- hacen gala. Y así, lo de dar visibilidad a la mujer que doña Irena pone como justificación, se traduce en que, efectivamente, cada día se hace más evidente que hay mujeras que no son invisiblas, pero si impresentablas.

Lo que uno no acaba de tener claro, es si doña Irena Montera necesita portavoza o portabozales.


lunes, 5 de febrero de 2018

SOBRE EL PAÍS DE RUFIÁN.

Como ustedes saben, en español -probablemente también en otros idiomas, pero lo desconozco- los apellidos tienen unos orígenes determinados y más o menos reconocibles. Los hay que aluden simplemente a la genealogía; los hay que aluden a la profesión de algún ancestro, los hay que hacen referencia a cierta característica física de un tatarabuelo, los hay que obedecen a la procedencia geográfica de algún antiguo predecesor.

Del primer caso son claros ejemplos los apellidos que terminan en ez, partícula que viene a significar hijo de: Hernández -hijo de Hernando-; Fernández -hijo de Fernando-; Rodríguez -hijo de Rodrigo-, etc.

Del segundo caso -profesión- podrían ser ejemplos apellidos como Herrero, Carbonero, Escribano, etc,. Del tercero -característica física- serán ejemplos apellidos como Rubio, Blanco, Moreno... Y del cuarto -origen geográfico- serían casos claros apellidos como Del Bosque, Del Río o, simplemente, el nombre de una población.

Así, mis propios apellidos son ejemplo de este último caso: algún camarada de armas empezaría a llamar Pedro el de Estremera a mi tatarabuelo, para diferenciarlo de cualquier otro Pedro de la hueste de Alfonso XI, y así nos ha llegado a la actualidad. Más claro y evidente es el caso de mi segundo apellido, Cuenca, literalmente el nombre de la ciudad.

Pero hay apellidos -discúlpenme la digresión previa- que uno no sabe en qué categoría situar. Ignoro si hay algún pueblo, villa o aldea que se llama Rufián; desconozco si Rufián puede relacionarse en el castellano antiguo con alguna característica física, y no sigue las reglas para significar hijo de Rufo o similar. También desconozco si la posibilidad que queda se ajusta a la realidad de los ancestros de este don Gabriel que nos solaza últimamente con sus gracias aunque, siendo los abuelos del susodicho de La Bobadilla -pueblito jienense próximo al Alcaudete originario de mi familia- le concedo el beneficio de la duda a la familia del separatista catalán.

Pero bueno, a lo que estamos. Don Gabriel Rufián ha concedido una entrevista al periódico 2o minutos, que la publica en su página 6 de la edición en papel de Madrid. En ella se explaya en el habitual victimismo, y hace unos ejercicios de sumisión -casi me atrevería a decir adoración- al líder verdaderamente significativos y sin otro parangón que la URSS estalinista.

Y esto no es puro servilismo, ni mera coincidencia. No lo es, porque vean ustedes lo que responde a dos preguntas de la entrevistadora:

¿Qué diría a los que no quieren la independencia?
Que lo que queremos es recuperar el país que le robaron hace 80 años.

¿Y cómo es ese lugar?
La república que nos robaron hace 80 años. Solo queremos democracia y que puedan defender las ideas con libertad.

(...) Muchos dejamos de pensar de manera individual hace mucho tiempo, porque eso te obliga a portarte bien.

Los 80 años nos sitúan -háganse con el cuadro- en 1938. Es decir; lo que añora el señor Rufián no es el Estatut segundorepublicano; no es el golpe de Estado de 1934 que la República abortó en la forma más razonable para estas cosas; no. Lo que el señor Rufián añora es la guerra civil interna entre comunistas y anarquistas y trostkistas, y de todos ellos -cada cual por su lado- contra los burgueses que no tenían callos en las manos, y contra los fascistas -siempre es bueno, ya se sabe, tener un fascista a mano- que llevaban bigote.

Y también es curioso que confiese -en el más puro ejercicio de estalinismo- que han dejado -ellos, los separatistas- de pensar de manera individual hace mucho tiempo, porque eso te obliga a portarte bien. Curioso, porque es la confesión más descarada de que lo suyo es puro seguidismo borreguil, y porque lleva implícita la admisión de que se están portando mal.

O sea, señor fiscal, que ya tiene la confesión, que con los rufianes es lo más difícil de obtener.


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