Que todos piden desaforadamente, incluidos bancos, televisiones, periódicos... Todos ellos, por supuesto, para ayudar a los refugiados, a los que salen de Ucrania, a los que se ponen a salvo. En muchos casos, justo es decirlo bien alto, para poner a salvo a la familia y volverse a los tiros.
Y uno piensa que también debería alguien abrir una colecta para ametralladoras, cartuchos, gasolina para esa fábrica de que les hablé hace unos días. Véanlo, si les place, en El Correo de España.
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