Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

sábado, 3 de mayo de 2025

SOBRE LA DESIGUALDAD ANTE LOS MANIPULADORES.

Saltaba ayer la noticia de que en Alemania la Oficina Federal para la Protección de la Constitución clasifica al segundo partido -la auténtica oposición al Gobierno- como formación «extremista de derecha».

Ser de derecha, por lo visto, es malo en Alemania. Ser de lo que el Gobierno alemán considera  «extremista de derecha», claro está. La derecha blandita, componendera, damepanydimetonto y mediopensionista, sí está permitida. 

Esto, que no es nuevo en Alemania -como tampoco lo es en el resto de esta Europa prostituída y canalla, ni en el resto del mundo-, es el futuro que nos espera, y a la vista está cómo ya lo han implementado en varios países con éxito, al menos por ahora: en Francia, con el revoltijo de todos contra Le Pen; en la propia Alemania, todos contra AfD; en España, todos contra VOX -incluido el PP, que no encuentra otra forma de que los bolcheviques le den un rinconcito-, y probablemente alguno más que se me olvida, porque hace años que dejé de seguir la política internacional. Y la nacional, también, la verdad; no merece la pena, ya está todo dicho, y lo que queda por hacer no está en mi mano.

Y en estas aberraciones antidemocráticas; en ese deseo de impedir que la oposición acceda al Gobierno cuando los ciudadanos lo eligen; en esa corrupción de la libertad que suponen los "cordones sanitarios" que impiden higienizar la podredumbre de un sistema en el que sólo tienen derechos los señoritos del cortijo, los primeros culpables son los que desde sus medios de manipulación social le hacen el juego a los bolcheviques aunque griten que ellos son partidarios de la libertad.

Son partidarios de la libertad de enriquecerse con la manipulación de la verdad, con la mentira revestida de libertad de prensa, con la desvergüenza disfrazada de imparcialidad, con la desfachatez travestida de rigor histórico.

Por ejemplo: a principios de este año, todos los demócratas liberales del mundo condenaron el Holocausto en el campo de Auschwitz, "liberado" por los soviéticos el 27 de enero de 1945. Todos contra el Nacionalsocialismo derrotado. 

Tuve la curiosidad de buscar información sobre otro Holocausto, sobre un genocidio distinto del publicitado: el de Katyn. Encontré que -como no quedó nadie que lo sufriera y pudiera contarlo- se calcula que aquél asesinato en masa cometido por la URSS, aquél crimen de guerra perpetrado por los comunistas -según tradición- tuvo lugar a lo largo del mes de abril de 1940.



Y no se si he estado fuera de España sin saberlo; si he dormido un mes sin darme cuenta, si se me ha escapado la noticia en un despiste. Pero en todo el mes de abril, ningún periódico, ninguna radio de las que clamaban meses antes por Auschwitz, ha dicho media palabra.

Para los asesinados en Katyn ninguna prensa libre, ningún Gobierno "democrático" ha tenido tiempo.



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